Javier Mauricio García Pineda tenía 24 años y trabajaba en un local comercial en el municipio de Cajicá, Cundinamarca. El pasado 10 de junio fue la última vez que su familia lo vio, cuando salió de la jornada laboral que había comenzado a las dos de la tarde y culminó a las diez de la noche. Desde ese momento, no regresó a su casa.
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Durante más de dos meses su nombre estuvo en el listado de desaparecidos. Los allegados denunciaron el caso ante la Fiscalía, el CTI y la Policía Metropolitana de Bogotá, pero no hubo noticias de su paradero.
El caso dio un giro inesperado el pasado 23 de agosto, cuando la Fiscalía General de la Nación informó sobre el hallazgo de restos humanos en inmediaciones del río Frío, en Cajicá. La institución precisó que el hallazgo se dio “como parte de las actividades investigativas que realiza la Fiscalía para localizar a la niña de 10 años desaparecida hace tres semanas en Cajicá (Cundinamarca)”.





Tras la confirmación de la identidad del cadáver, Luz Dary Pineda, madre del joven de 24 años, habló con medios de comunicación sobre su desaparición y aclaró la cronología de los hechos. “Javier Mauricio desapareció el 10 de junio. Él entró a trabajar a la empresa Imusa a las 2 de la tarde, salió a las 10 de la noche y nunca más regresó… Sí, él no volvió a regresar”, manifestó la mujer.
Última pista de Javier García antes de desaparecer
Al respecto de las extrañas circunstancias en las que se perdió su rastro, aseguró que fue inesperado y dejó claro que su hijo no había manifestado problemas previos: “No tenía amenazas”. En una entrevista previa en Caracol Radio , Luz Dary ya había contado que su hijo salió de la empresa con el uniforme y sin chaqueta. Esa fue la última pista que dejó.
“Mi hijo trabajaba en Imusa en Capellanía y él salió a trabajar a las dos de la tarde y salió a las 10 de la noche y nunca más volvió a la casa, iba con su uniforme y todo, y nunca volvió. Él se fue sin chaqueta, solo con su buzo del trabajo, el pantalón reflectivo y las botas. Él nunca más llegó desde el 10 de junio de este año”, puntualizó en su momento.
La mujer recordó días antes que fue notificada por las autoridades porque existía la posibilidad de que el cuerpo hallado en Cajicá correspondiera al de su hijo. “Me llamaron de Medicina Legal y me dijeron que todavía no me lo podían entregar pero que tengo que ir al CTI para reconocer las partes (…) al parecer la persona que encontraron desmembrada es mi hijo”.
Pese al reporte de la Fiscalía sobre la forma en la que fue hallado, la madre relató que esta no habría sido cómo a ella le notificaron el descubrimiento del cuerpo. Ella indicó que un primer momento le manifestaron que fue encontrado “en unas bolsas de basura” y que cuando lo hallaron “no estaban en la búsqueda de Javier ni de la niña”, dijo a Citytv en referencia al caso de Valeria Afanador.
Puntualizó que habrían sido hombres “del carro de la basura que fueron los que llamaron la Policía. Quiero aclarar que ellos fueron los que estuvieron pendientes de que no votaran el cuerpo de mi hijo y llamaron las autoridades”. En la misma conversación expresó su desconfianza frente al desenlace judicial: “Que se haga justicia, que encuentren el responsable, aunque yo creo que bueno, con el tiempo eso lo archivan y la ley no hace nada porque como uno no tiene plata, eso queda así no más”.
Se debe destacar que las declaraciones de la madre contrastaron con las versiones oficiales sobre el operativo. El capitán Álvaro Farfán, delegado de Bomberos de Cundinamarca, aclaró a medios que, de hecho, el hallazgo se produjo en medio de la operación por la niña desaparecida.
“Con el debido respeto la señora madre de la víctima está un poco mal informada sobre los verdaderos hechos que conllevaron al encuentro de los restos de su hijo pues estuve presente desde el primer momento del reporte”, afirmó.
El capitán relató cómo se recibió la alerta: “Se recibió un reporte a 123 del vigilante de una de las fincas cercanas quienes nos informaron de una bolsa extraña que emitía mal olor”. El uniformado indicó que dichas bolsas fueron inicialmente verificadas por personal de la seguridad privada del lugar, quienes “alcanzaron a ver un brazo humano y ropa y este activó al PMU para su verificación con la Policía y Bomberos, los cuales al verificar la información trasladaron inmediatamente el caso al CTI”.
Farfán insistió en que las labores de búsqueda sí estaban activas y que habían revisado incluso bolsas y costales en toda la zona: “Y sí estábamos en la búsqueda de la menor revisando hasta las bolsas de basura y costales con material por toda la zona como claramente pueden corroborar algunos medios de comunicación que nos han acompañado”.
El delegado recordó además que días antes habían hallado otros costales con restos orgánicos de animales en el mismo sector: “Encontramos bolsas en varios sitios con material orgánico en descomposición con perros muertos, vísceras y restos bovinos entre otros”, aseveró. La Fiscalía confirmó que el cuerpo de Javier fue hallado el 24 de agosto en el sector del Molino, zona rural de Cajicá, mientras se revisaba la zona boscosa del río Frío.
En el operativo participaron el CTI y Medicina Legal, quienes concluyeron que los restos correspondían a un hombre adulto y posteriormente confirmaron que se trataba de Javier. Por su parte, la desaparición de Valeria Afanador, en cuyo operativo fue hallado García, mantiene en vilo al municipio. La niña de 10 años desapareció el 12 de agosto cuando jugaba en una zona de arbustos cercana a la reja del colegio Gimnasio Campestre Los Laureles Bilingüe. Las cámaras de seguridad la registraron entrando a la zona, pero nunca saliendo.
Desde entonces, más de 200 rescatistas han trabajado en su búsqueda con drones, perros, cámaras térmicas y recorridos por el río Frío, revisado en varias oportunidades. El gobernador Jorge Emilio Rey advirtió que tras cubrir metro a metro el terreno, la hipótesis más fuerte es la desaparición forzada. El abogado de la familia, Julián Quintana, sostuvo que “no existe ni una sola pista directa de lo que pasó con Valeria” y añadió que la ausencia de rastros visibles hace pensar en la participación de un tercero.
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