De lejos parece una sola línea de color rojo. De cerca son carros en un trancón. Son las 8:00 p.m. y sobre la autopista Norte hay centenares de vehículos que batallan para salir de Bogotá, puede ser cualquier día de la semana y el panorama es casi el mismo. En otros puntos de la capital la escena se repite: avenida Boyacá al sur, calle 13, calle 80 y la temible autopista Sur. “Si no se madruga para salir de Bogotá es mejor no salir”, dicen algunos viajeros.

Para entrar a la capital la escena es igual. Los turistas pasan largas jornadas en trancones, que podrían hacerlos arrepentir de haber salido de sus casas. Y ni hablar de cuando es puente festivo. A pesar de que la capital tiene rutas alternas para visitar municipios cercanos, estas también se han convertido en dolores de cabeza para quienes se atreven a conducir, porque hay tantos carros y motos que las vías no son suficientes.

(Vea también: Aliste el bolsillo: subió el precio de las tarifas del pico y placa solidario en Bogotá)

Si bien ese panorama no es nuevo y, más bien, cada día la movilidad va empeorando, las entradas y salidas de Bogotá estarían lejos, lejísimos, de poder ser verdaderas autopistas que conecten a la ciudad con el resto del país. No obstante, el año entrante, de acuerdo con la alcaldesa Claudia López, se adjudicarán contratos para la ampliación y el mejoramiento de algunos corredores, en donde no cabe un vehículo más.

Además del mejoramiento de las que serían las vías más importantes, la ciudad también se prepara para otras megaobras, que a corto plazo perjudicarán la movilidad, pero apuntan a ser una solución de largo aliento. Se trata de construcciones como las de la primera y segunda línea del metro de Bogotá (este último subterráneo que conectará Suba y Engativá) y la de la troncal de Transmilenio por la calle 13, al occidente. Estas intervenciones no solo colapsarán a la capital desde el interior, sino también desde su salida e ingreso. Así las cosas, algunos se preguntan ¿será momento para migrar de la capital?