En un pequeño auditorio de la Sociedad Colombiana de Arquitectura, el el centro de Bogotá, con poco menos de 100 personas se llevó a cabo la discreta conmemoración de los 20 años del atentado al Club El Nogal. Adornado con flores de color violeta, que lucieron en sus vestidos varios de los asistentes. La flor es una margarita azul, símbolo de las víctimas del Nogal que representa la lealtad, según Bertha Lucía Fríes, sobreviviente del atentado.

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El espacio fue acompañado por el Instituto de Paz de los Estados Unidos y por otros delegados del cuerpo diplomático como la embajada de Noruega y de Francia.

También asistieron Rodrigo Londoño, conocido en la guerra como ‘Timochenko’, máximo comandante de las Farc al momento de la dejación de armas; y el padre Francisco de Roux, quien presidió la Comisión de la Verdad.

Por las víctimas la vocería la tomó Fríes, sobreviviente del atentado, quien inició la intervención diciendo: “La reconciliación se hace con quién nos hizo daño”. Además, aclaró que este evento no se hizo en el club El Nogal porque está prohibida la entrada de cualquier miembro de las extintas Farc a ese lugar y aquella prohibición debe respetarse.

“El sólo hecho de contar con la presencia del Estado en este acto es una muestra de reparación. Han pasado 20 años y seguimos esperando verdad plena de las Farc, queremos los detalles del atentado”, agregó Fríes, quien le pidió a las Autodefensas Unidas de Colombia si era cierto que frecuentaban el club y si algún socio autorizó la entrada de alguno de ellos. La tesis de las Farc sobre el atentado era que el Gobierno hacía pacto con paramilitares en ese recinto social.

Fríes también interpeló al antiguo secretariado de las Farc sobre el perdón: “¿Hay que pedir perdón por que lo dice un juez? No, el perdón debe venir del corazón”.

Gustavo García, viceministro general del interior, también intervino en la conmemoración. “La sociedad no debe dar la espalda a hechos victimizantes y dolorosos como estos. Conocí de cerca el proceso de paz con las Farc y vimos lo difícil que es hacer la paz en Colombia, todos nos decían que era imposible, que las Farc no se iban a desmovilizar y que éramos vendedores de una ilusión. La obligación de todos nosotros es entender el momento histórico en que estamos: la violencia tiene qje llegar a su fin”, dijo.

A su turno, Londoño reconoció que el atentado terrorista fue un “acto demencial” y se le quebró la voz ligeramente al final de su discurso. Las manos le temblaban y se vio visiblemente turbado al decir “paz en su tumba” a quienes murieron en el atentado.

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Fue un acto demencial que ocasionó muerte, dolor y angustia que terminó volviéndose contra sus perpetradores, agobiados por la vergüenza, nos sentimos obligados a reconocer la responsabilidad directa de las Farc en este horrendo crimen. Estamos obligados a darles la cara y pedirles perdón una y mil veces. ¿Cómo reparar el indescriptible dolor que causamos?”, dijo Londoño.

Y agregó: “No teníamos ningún derecho, ninguna razón constatable para hacer lo que hicimos (…) Quizá nos sirva como un consuelo saber que la guerra que vivimos terminó con los Acuerdos de Paz de La Habana”.

Londoño afirmó que el club El Nogal no era una instalación de carácter militar y que no tenían por qué ser declarados “objetivo militar”.

Además, reconoció que asumía la responsabilidad de ese atentado. “La decisión de atentar contra el Nogal fue adoptada por los Bloques Oriental y Sur, pero fueron las Farc y, por ello, todos los mandos asumimos la responsabilidad. La pregunta que me acosa es ¿qué hubiera sido yo hubiese sido consultado antes del atentado? ¿Cuál hubiera sido mi respuesta? Sólo pensarlo me produce una enorme turbación” dijo.

La magistrada de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), Belkis Izquierdo, también intervino en la conmemoración. Ese tribunal lleva el recién abierto caso 10 sobre crímenes no amnistiables cometidos por las extintas Farc-EP en el marco del conflicto armado colombiano. Según Izquierdo, la JEP está trabajando para esclarecer ese atentado.

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El protocolo dio un giro cuando Patricia Tobón Yagarí, directora de la Unidad de Víctimas, antes de su intervención leyó el nombre completo de todos los fallecidos en el atentado mientras algunos parientes asentían con los gestos y lloraban en silencio.

Acto seguido, el padre Francisco de Roux leyó su discurso casi entre lágrimas recordando los sucesos de esa noche. “Mi hermana acababa de salir del Club esa noche, no fue una equivocación, fue planeado para hacer el mayor daño posible. No fue un error, hombres que estaban en la guerra pusieron su libertad al servicio del mal. Y si alegan que guerra es guerra, pudieron poner la bomba en una instalación militar”, expresó.