El juego de palabras recoge varios aspectos. Primero, uno obvio, pero que le da un impulso superlativo a la intención del escrito: acaba de terminar un puente festivo al que aparenta referirse Mera, pero no es más que una circunstancia que ella aprovecha para reflexionar sobre uno de los temas de más debate la semana pasada, y que tuvo unos desarrollos especiales en los últimos días.

Empezando por que la revista le dedicó un inusual editorial a su decisión de cancelar la columna de Daniel Coronell, y porque, en la misma edición, cuatro de sus habituales columnistas comentaron el hecho, con la particularidad de que María Jimena Duzán y Antonio Caballero tacharon a Coronell de arrogante, y Vicky Dávila y Daniel Samper Ospina se solidarizaron abiertamente con él, al punto de que Samper Ospina escribió por primera vez una columna sin apelar al humor, la sátira o el sarcasmo que lo caracterizan, en una expresión clara de su rechazo a la decisión de la revista.

Pero ahí no acabó el tema. El domingo, Felipe López, fundador y accionista de Semana, dio una entrevista a El Tiempo para aclarar la situación derivada de su decisión. Coronell no aceptó lo dicho por López y salió a desmentirlo en Twitter. Así se movió lo que Mera califica como un “buen fin de semana” en lo relativo al tema de la revista.

Daniel Coronell y Felipe López

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Su incisivo titular, sin embargo, no se queda en eso y, como se lee dándole el sentido que subyace al simple significado de esas palabras pronunciadas al terminar un puente festivo, previene sobre el posible fin de la revista Semana. Ese es el punto.

Las razones que da Mera para explicar por qué, según ella, la revista está en un “callejón sin salida” tienen que ver con que “los lectores de ultraderecha han venido cancelando sus suscripciones por considerarla una ‘revista castrochavista comunista’, y los lectores de pensamiento liberal, desde que llegó Duque al poder, vieron cómo sacaron a León Valencia y empezaron a meter periodistas godos, por lo que han venido cancelando sus suscripciones por considerarla ahora ‘una publicación furibista y vendida al capitalismo’”.

Pero hay otras razones planteadas por Mera que llaman la atención, que no habían sido consideradas en los varios análisis que se han hecho al respecto y que se han dedicado básicamente a la presunta censura ejercida con la salida de Coronell de la revista.

Mera sostiene que el retiro de Felipe López (que, y eso lo cuenta en el comienzo de su columna, fue el que llevó a Semana a su punto más alto de reconocimiento) y la venta de la publicación al grupo Gilinski “no han caído nada bien en los lectores”.

A eso suma un comentario sobre la hija de López, María, que funge ahora como directora de la revista, a quien Mera califica de “un poco sobradita de lote y con poca experiencia”.

Con base en esas consideraciones, cierra su columna con una afirmación que le da la razón de ser a su titular: “Es un hecho que Semana ha perdido credibilidad. Y eso es muy difícil de recuperar. Ojalá lo logre. Lo veo difícil”.