¿Y qué es lo mismo? Atacar a los dirigentes del partido Farc que reconocieron hace una semana ser los responsables del asesinato de Álvaro Gómez, dice Duzán en su columna de Semana. Para ella, Iván Duque e Iván Márquez están “interesados” en que “nunca salgamos” de la guerra, cuyas narrativas “siguen sin ser desactivadas”.

La de Duzán es otra mirada que se suma a las reacciones que ha desatado el anunció del partido Farc en el sentido que quiere contar la verdad sobre su participación en el magnicidio de Gómez ante la JEP.

Pero eso es lo que ha desatado un debate nacional debido a que, para algunos, entre ellos, los familiares del líder conservador asesinado, si el caso llega a la justicia transicional llevará a la impunidad. La senadora uribista Paloma Valencia escribió, por ejemplo, en el Nievo Siglo: “Llevar la investigación a la JEP es la manera de que no se investigue y de que los victimarios no paguen cárcel”. Esta corriente de pensamiento sostiene que debe ser la Fiscalía la que continúe con las investigaciones que, dicho sea de paso, no han dado resultado en 25 años.

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Duzán sitúa a los dirigentes del partido Farc en medio de dos fuerzas: por un lado, la de los desertores de la paz que, en cabeza de Henry Castellanos Garzón, alias ‘Romaña’, por órdenes de Iván Márquez, están extorsionando y amenazando a quienes hoy están en la legalidad y han comenzado a reconocer crímenes, como el de Gómez, que fue admitido por el hoy senador Carlos Antonio Lozada.

“Ellos [la dirigencia del partido Farc] venían madurando la manera de contar esos secretos de la guerra”, cuenta Duzán en su columna, pero tuvieron que apresurar las cosas al recibir en febrero pasado una carta de ‘Romaña’ en la que les dice que “ellos [los desmovilizados] han traicionado el proyecto armado, que se quedaron con bienes y dinero que ahora ellos [los desertores de la paz] necesitaban para construir el proyecto armado de la segunda Marquetalia y los amenaza con contar secretos ocultos, entre los cuales estaba el asesinato de Álvaro Gómez”.

Por el otro lado, considera la columnista, el presidente Iván Duque “menosprecia lo que acaban de hacer los excomandantes de las Farc al reconocer su responsabilidad” en el asesinato de Gómez. “Duque no sabe en qué está metiendo” con esa actitud. “Si lo supiera no habría pasado por encima de ese reconocimiento […] con la arrogancia con que lo hizo y en lugar de haberlo pordebajeado le hubiera dado la importancia que se merece”.

Según Duzán, Duque no solo “descalificó moralmente” a los dirigentes del partido político surgido de los acuerdos de paz, “para que no entraran en el reino de la verdad”, sino que “de antemano dejó claro que no iba a aceptar ningún reconocimiento de las Farc ante la JEP porque para él ellos solo se merecen la cárcel”.

Por eso, por entender a la dirigencia del partido Farc como objeto de los ‘fuegos’ de Duque y de Márquez, es que Duzán habla de que están “aliados”. “Es decir, por un lado, Iván Duque los desprecia y los ningunea y no los baja de criminales; y por el otro, Iván Márquez en armas los extorsiona y amenaza con matarlos.

En línea con lo que plantea Duzán, Patricia Lara Salive, en El Espectador, no encuentra lógica la teoría de los familiares de Gómez, según la cual las críticas del líder conservador y sus editoriales en el diario El Siglo tuvieran en jaque al gobierno de Ernesto Samper, por lo que él y su entonces ministro Horacio Serpa quisieron eliminarlo. Tampoco le resulta lógica la teoría de Samper que apunta a que como Gómez se habría negado a participar en un golpe de Estado en su contra, y algunos militares lo habrían matado porque, al estar informado del plan, si seguía vivo, quedaba un cabo suelto sobre la conspiración.

En cambio, esta columnista le ve más sentido a la versión de los ex-Farc de que ellos mataron a Álvaro Gómez por varias razones: el móvil que dicen que hubo (el discurso de Gómez que llevó al gobierno a bombardear las que Gómez llamó “repúblicas independientes”; los ex-Farc perderían los beneficios y tendrían que pagar muchos años de cárcel si fueran falsas sus declaraciones ante la JEP; los ex-Farc no tendrían razones para beneficiar a Samper; y el libro ‘Cartas y documentos’, de Manuel Marulanda Vélez (1993-1998), mencionado por José Obdulio Gaviria en dos columnas publicadas en El Tiempo en julio de 2012, donde hay varias referencias de Tirofijo al homicidio de Gómez.