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El reciente accidente en el cual un animal semoviente atropelló a un motociclista en una zona rural, sin dejar heridas graves, pone de manifiesto una problemática persistente en las zonas rurales de Colombia: la presencia de animales sueltos en las vías, la responsabilidad legal de sus propietarios y los desafíos para la seguridad vial. El animal involucrado fue capturado por la Policía y quedó bajo custodia en la Unidad de Protección Animal (UPA). Hasta la fecha, nadie ha reclamado su propiedad, lo que dificulta la aplicación de sanciones y la toma de medidas preventivas, según informó el diario LA PATRIA.
El marco legal colombiano regula la tenencia y control de animales semovientes en espacios públicos. El artículo 124 del Código Nacional de Policía prohíbe expresamente la circulación de animales sin las medidas de seguridad apropiadas, y establece multas para quienes no cumplan estas disposiciones. Por su parte, el Código Civil, en los artículos 2341 y 2353, define que el dueño de un animal es responsable por los daños que cause, incluso cuando el animal se ha perdido o extraviado, a menos que demuestre que actuó sin negligencia. Asimismo, para poder reclamar una indemnización por lesiones, es fundamental probar el nexo causal, el daño y la falta de cuidado, lo cual se recomienda demostrar con evidencias como informes policiales y fotografías, conforme lo indica LA PATRIA.
Este tipo de sucesos no es circunstancial ni aislado. Se han registrado numerosos accidentes en Colombia causados por animales sueltos, algunos de ellos fatales. Entre los casos citados por LA PATRIA se encuentra el de un motociclista herido en Supía en julio de 2023 y el de un patrullero fallecido en Manizales-Chinchiná en 2020, ambos producto de colisiones con animales. Estas situaciones resaltan la carencia de prevención y control efectivo sobre la tenencia de semovientes en áreas próximas a las carreteras, un problema que aumenta el riesgo para todo tipo de vehículos.
Este fenómeno es el resultado de una combinación de factores culturales, económicos y administrativos. La economía rural colombiana depende en gran medida de la ganadería, pero la falta de infraestructura segura, como cercas y señalizaciones, facilita que los animales accedan a las carreteras. Un análisis de Semana señala que esta situación incrementa el peligro de accidentes no solo para motociclistas, sino también para automóviles y camiones. Comparado con países donde hay controles y regulaciones más estrictas —como Estados Unidos y naciones de la Unión Europea—, la siniestralidad vial por animales es inferior gracias a campañas de educación, mejor infraestructura y concienciación.




En el plano legal y social, especialistas citados por la Revista Jurídica El Derecho subrayan que la mala administración en la tenencia de semovientes puede derivar tanto en multas como en demandas civiles, con repercusiones directas para la comunidad y el sistema de salud. La ausencia de una cultura responsable por parte de los propietarios profundiza las tensiones sociales y económicas en las zonas afectadas. Solucionar este problema exige una respuesta integral: más vigilancia y sanciones, educación para los ganaderos, inversión en infraestructura y campañas de sensibilización para conductores y comunidades rurales. De este modo, la seguridad vial puede mejorar, al igual que la convivencia y el bienestar animal.
¿Cuáles son las principales diferencias entre la normativa colombiana y la de países desarrollados respecto al manejo de animales en las vías? El marco legal colombiano, reflejado tanto en el Código Nacional de Policía como en el Código Civil, se centra en prohibiciones y multas para quienes permitan la circulación de animales sin control. Sin embargo, la aplicación de estas normas a menudo está limitada por la falta de recursos, infraestructura y seguimiento efectivo por parte de autoridades locales.
Por el contrario, países desarrollados como Estados Unidos y los de la Unión Europea han consolidado políticas integrales que no solo regulan el tránsito de animales, sino que también promueven la educación, la construcción de cercas adecuadas y campañas de sensibilización. En consecuencia, los índices de accidentes de tráfico provocados por animales sueltos son notoriamente menores. Esto sugiere que, más allá del marco legal, el éxito radica en una estrategia holística adaptada a la realidad rural y acompañada de mecanismos de control efectivos.
¿Qué se entiende por “animal semoviente” según la legislación colombiana? La expresión “animal semoviente” hace referencia, en términos legales colombianos, a todo aquel animal capaz de desplazarse por sí mismo, lo que abarca principalmente ganado como vacas, caballos, mulas y otros animales de carga. Estos animales representan un riesgo para la seguridad vial si no son vigilados y controlados de manera oportuna.
Dentro de la normativa local, la responsabilidad por los daños que ellos puedan causar recae sobre los propietarios, quienes deben garantizar que los semovientes permanezcan en predios seguros y no tengan acceso libre a las vías. Su adecuada gestión es crucial para evitar incidentes y responder en caso de que ocurran accidentes que involucren a terceros.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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