Solo una víctima ha sido confirmada por lo ocurrido este miércoles. Esa vez fueron 21 niños y dos adultos los que fallecieron, haciendo que la comparación se vea desproporcionada, pero quizá haya sido la suerte lo que permitió que no se repitiera la historia de una manera similar.

Y es que son varias las semejanzas de lo que pasó. En ambos casos fue un problema de un vehículo pesado lo que ocasionó el incidente. En ambos casos ese vehículo terminó por desbarrancarse de una calzada alta a otra ubicada a un nivel más bajo, que va en sentido contrario. En ambos casos pasaban carros por la vía de abajo. En ambos casos el muro se quedó corto para contener el choque. En ambos casos las autoridades deberían reflexionar sobre la seguridad de la vía.

¿Cómo fue el accidente de los ’21 ángeles’?

Ese 28 de abril del 2004 también era miércoles. Transcurrían las 3 de la tarde, por lo que eran varias las rutas escolares que se movilizaban por toda la ciudad llevando estudiantes hacia sus hogares después de la jornada académica. Uno de ellos, del colegio Agustiniano Norte, transitaba por la Avenida Suba, en sentido sur-norte, a la altura de la calle 138.

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En ese punto, las calzadas están separadas por varios metros de altura; la que va de norte a sur está arriba, y la que va de sur a norte pasa debajo. Además, en ese entonces no pasaba Transmilenio por allí, apenas se estaba construyendo, de manera que todos los carriles estaban habilitados para particulares.

Por la vía de arriba transitaba una recicladora de asfalto que trabajaba en las obras del Transmilenio. Lo hacía sin escolta y sin camabaja, como dictan las normas, pero el problema se presentó cuando el operario perdió el control. Al ir en bajada tomó demasiada velocidad, por lo que no pudo girar y pasó derecho, derribando el muro de la curva y cayendo justo sobre el bus escolar que pasaba en ese instante por la parte de abajo.

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Las semejanzas del accidente de los ’21 ángeles’ y el de la Avenida Circunvalar

El punto donde sucedió esa tragedia se parece bastante al de la Avenida Circunvalar donde sucedió el accidente de este 2 de marzo. Si bien la altura entre una calzada y otra es distinta, hay semejanzas que deberían forzar a las autoridades a ajustar la seguridad de esa importante vía de Bogotá.

En ambos casos, por ejemplo, los vehículos de la parte alta vienen ganando velocidad por tratarse de un descenso por momentos bastante pronunciado. Además no hay reductores de velocidad que obliguen a bajar más lento, sino que al llegar a ese punto se usan los frenos de una manera demasiado intempestiva.

En uno y otro, la mala fortuna y las falencias en la seguridad vial se combinaron para hacer que un vehículo quedara completamente aplastado, como se ve en algunos de los videos del lugar de los hechos. En este caso, el que llevó la peor parte fue un taxi, empujado por la volqueta, pero los carros que transitaban por esa vía hacia el sur corrieron con suerte de estar detenidos en ese instante.

Las consecuencias de ambos accidentes y lo que debería pasar ahora

La catástrofe de los ’21 ángeles’ enlutó a todo el país y terminó haciendo que se ajustaran las normas para el tránsito de ese tipo de vehículos pesados, pero también obligó a que en esa curva se reforzara el muro defensivo de la calzada superior, que ahora es macizo y debería resistir un impacto como el que la baranda que existía en ese momento no alcanzó a contener.

Algo parecido debería ocurrir ahora en la Circunvalar, pues lo que separa la vía del vacío no es suficientemente fuerte, e incluso a veces es apenas una baranda herrumbrosa, cuando debería ser suficientemente fuerte para contener un choque parecido al de este miércoles.

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Aunque hay límites de velocidad, en ambos casos faltan suficientes reductores de velocidad que verdaderamente obliguen a los conductores a ir más lento, por lo que al llegar al punto del incidente generalmente deben forzar los frenos para parar. Esta es la principal hipótesis de lo que habría causado el siniestro de la volqueta, que antes de caer chocó a varios carros al salirse de control.

En ese sentido, lo primero de lo que se hablará es de un fallo en los frenos, pero en descensos como ese muchas veces la impericia del chofer puede causar estragos, sobre todo si se trata de un vehículo pesado. Si no se disminuye la velocidad con la caja de cambios se pueden sobrecargar los frenos, calentándolos demasiado y volviéndolos inútiles.

Otra de las discusiones que se debería suscitar es sobre el tránsito de ese tipo de vehículos en horas pico, pues no solo por su tamaño, sino por su trasegar despacioso pueden complicar aún más la ya difícil movilidad de la ciudad, sin hablar de la demostrada peligrosidad para los automóviles.