El sismo tuvo lugar a las 22:41 (hora local) a 80 kilómetros de profundidad y con epicentro en Chiba, región de la costa nipona del Pacífico, sin que se haya activado la alerta de tsunami ni se haya informado por ahora de daños significativos.

El terremoto alcanzó el nivel 5 alto en la escala sísmica japonesa de 7 niveles (centrada en medir la agitación en la superficie) en algunas zonas del Área Metropolitana de Tokio y en Saitama, al norte de la capital, y sacudió también con menor intensidad otras regiones centrales del país.

La sacudida, que se sintió en gran parte del este de Japón, hizo temblar a algunos edificios y activó las alarmas en los teléfonos de los habitantes para darles tiempo de ponerse a salvo.

El temblor, evaluado en 5,9 grados por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS), no desencadenó la alerta automática de tsunami ni consta que haya causado por el momento daños materiales notables ni víctimas, según recogen los medios nacionales.

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Varias líneas ferroviarias locales, así como de alta velocidad, se detuvieron por el sistema automático de seguridad, según informó la compañía operadora JR East, que se encuentra revisando las vías por si se hubiera producido algún desperfecto.

“Por favor, tome medidas para proteger su vida y esté pendiente de las últimas informaciones” que se vayan difundiendo sobre el terremoto, tuiteó el primer ministro japonés Fumio Kishida, elegido el lunes por el Parlamento.

Japón se asienta sobre el llamado cinturón de Fuego del Pacífico, una de las zonas sísmicas más activas del mundo, y registra terremotos con relativa frecuencia, por lo que las infraestructuras y edificios están diseñadas para aguantar los temblores.

Las estrictas normas de construcción japonesas permiten que los edificios resistan fuertes temblores.