Aunque parece buena noticia, pues cada frasco ya no rinde 5, sino 6 dosis, esta cantidad solo se consigue usando implementos especializados.

Se trata de un tipo de jeringa con un espacio muerto muy reducido, lo que significa que el volumen que queda en la jeringa luego de que el émbolo es empujado completamente es casi inexistente. Esto evitaría que se pierda una dosis de la vacuna contra el coronavirus por cada frasco.

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Pero al tratarse de materiales poco comunes hasta ahora, su escasez está dificultando los planes de vacunación, según avisó este lunes el gigante de dispositivos médicos Becton Dickinson (BD).

“Las jeringuillas de bajo espacio muerto son productos de nicho y ha habido (…) tradicionalmente una mínima demanda de mercado basada en las necesidades de los proveedores de atención sanitaria”, dijo a AFP un portavoz de Becton Dickinson, Troy Kirkpatrick.

“Debido a esto, esos productos tienen una capacidad de producción limitada, y llevaría tiempo aumentar su capacidad de producción”, agregó.

Antes de que se actualizara su etiquetado, cada frasco indicaba que su contenido alcanzaba oficialmente para cinco dosis. Sin embargo, algunos trabajadores sanitarios se dieron cuenta de que a veces podían extraer una sexta dosis, e incluso una séptima, lo que resultaba una grata bonificación que permitiría rendir un poco más los recursos disponibles.

Los fabricantes parecen haberse percatado de esto e hicieron cambios al respecto. Ahora las agencias de medicamentos de Europa y Estados Unidos determinaron que los frascos contienen seis dosis. Además, ya habrían comenzado a limitar la cantidad de viales que se envían a cada país, argumentando que se comprometen con una cantidad de dosis, y no de frascos.

El recién instalado presidente de Estados Unidos, Joe Biden, se comprometió a emplear la Ley de Producción de Defensa para aumentar la producción industrial de suministros médicos clave y establecer el objetivo de administrar 100 millones de vacunas en sus primeros 100 días en el cargo.

Pero ese objetivo se haría más difícil si la escasez de este tipo de jeringas provoca un desperdicio de la vacuna de Pfizer y BioNtech, que junto con la vacuna de Moderna es una de las dos aprobadas en la campaña de inoculación contra el virus autorizadas en Estados Unidos.

Cuando BD comenzó a trabajar con funcionarios estadounidenses, la primavera pasada, “no se puso énfasis en las jeringuillas con poco espacio muerto, por lo que otros dispositivos tuvieron prioridad cuando se incrementó la producción para satisfacer las necesidades de vacunación”, lamentó el portavoz.

La empresa se comprometió a producir en total más de mil millones de jeringas para la vacunación contra el COVID-19, incluyendo 286 millones en Estados Unidos. Ya entregó 150 millones en el país a fines de 2020 y espera entregar el resto de aquí a marzo.

¿Colombia está preparada para usar jeringas especiales con vacunas de Pfizer y BioNTech?

Aunque el Gobierno ha manifestado que ya adelanta trámites para asegurar el suministro de implementos médicos como las jeringas, el tema recién comienza a adquirir notoriedad a nivel mundial.

Las campañas de vacunación deberían comenzar en febrero en Colombia, según el presidente Iván Duque, tiempo suficiente para asegurarse de que los materiales son idóneos para evitar el desperdicio.