El mandatario, quien anteriormente retuiteó una descripción que lo presentaba como el rey de Israel, dijo que sus antecesores habían permitido que muchos se beneficiaran del comercio y la propiedad intelectual de Estados Unidos y que era su cometido reparar los daños.

“Esta no es mi guerra comercial. Es una guerra comercial que debería haberse iniciado hace mucho tiempo, durante los mandatos de otros muchos presidentes”, dijo a los periodistas en la Casa Blanca.

“Alguien debía hacerlo”, añadió, antes de mirar hacia el cielo y decir: “Soy el elegido”.

Trump propinó aranceles por 250.000 millones de dólares a productos chinos y planea imponer nuevos aranceles por 300.000 millones de dólares en artículos importados en otras dos rondas, el 1 de septiembre y el 15 de diciembre.

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En medio de alertas del FMI de que su política comercial perjudica al crecimiento mundial y mientras hay señales preocupantes en la propia economía estadounidense, Trump mantiene su carga contra China, aunque las negociaciones comerciales deben retomarse el próximo mes.

“Alguien debe hacerlo, así que me enfrento a China. Me enfrento a China en el comercio y, ¿sabes qué? Estamos ganando”, dijo.

El presidente añadió que había sido “elegido por la gente para hacer un gran trabajo”.

“Y eso es lo que estoy haciendo”.