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Una tragedia enluta nuevamente las carreteras de Guatemala. Al menos 15 personas perdieron la vida este viernes cuando un bus de pasajeros se precipitó a un profundo barranco en la carretera Interamericana, específicamente en uno de los tramos conocidos por su peligrosidad, según reportaron los organismos de socorro. El siniestro ocurrió en el kilómetro 174 de la Ruta Interamericana, en el sector denominado la cumbre de Alaska, ubicado en el departamento de Totonicapán. Esta área, marcada por su topografía montañosa y curvas cerradas, representa un reto constante para los conductores y un foco recurrente de accidentes de tránsito graves.
Leandro Amado, portavoz de los Bomberos Voluntarios, informó que además de los fallecidos —once hombres, tres mujeres y un menor de edad— cerca de 20 personas resultaron heridas y fueron trasladadas a centros hospitalarios de la región. Las tareas de rescate se extendieron durante horas, mientras los cuerpos eran colocados provisionalmente a un costado de la vía, en tanto se llevaban a cabo los procedimientos forenses y de levantamiento.
El bus involucrado pertenecía a la ruta extraurbana Sinaloa, que cubre el trayecto entre Ciudad de Guatemala y el departamento de San Marcos, limítrofe con México. Según información proporcionada por grupos de socorristas, la caída del vehículo a un barranco de aproximadamente 75 metros de profundidad fue producto de causas que aún están bajo investigación. Las imágenes captadas por medios locales muestran un esfuerzo ininterrumpido de rescatistas, bomberos, policías, militares y civiles que colaboraron para liberar a los pasajeros atrapados entre los restos de la unidad.
Este trágico accidente resalta nuevamente la crítica situación de la seguridad vial en Guatemala. En febrero pasado, otro incidente similar llevó a la muerte de 54 personas cuando un bus cayó a un barranco en el ingreso norte de la capital, constituyéndose en uno de los siniestros más graves registrados en el país en los últimos años.
Después de aquella tragedia, el presidente Bernardo Arévalo decretó la obligatoriedad de un seguro para vehículos motorizados. Sin embargo, la política fue suspendida tras la presión del sector transportador. Más adelante, el gobierno acordó conformar una mesa técnica para discutir la implementación de esta regulación y establecer un plazo máximo de un año para su vigencia, todo en consonancia con la ley de tránsito de 1996 y la propuesta de un marco legal general para el sistema de transporte.
Sobre el accidente reciente, la Dirección General de Transportes de Guatemala aclaró en un comunicado colocado en la red social X que el bus poseía autorización temporal y seguro obligatorio en orden. Esto garantiza que las víctimas serán cubiertas por la póliza correspondiente. La autoridad lamentó lo ocurrido y anunció que hará seguimiento puntual al caso, reiterando además el llamado a las empresas y conductores a extremar el mantenimiento preventivo de sus unidades, como medida imprescindible para prevenir nuevos desastres.
¿Qué medidas adicionales podrían mitigar la siniestralidad vial en los tramos peligrosos de Guatemala?
Esta pregunta cobra relevancia en un contexto donde, a pesar de intentos regulatorios y reacciones legislativas tras tragedias, las rutas nacionales siguen siendo escenario de accidentes mortales. Los debates recientes sobre seguros obligatorios y el mantenimiento adecuado de los vehículos subrayan la urgencia de respuestas sostenidas y coordinadas. Evaluar otras estrategias se vuelve fundamental para evitar que tragedias como la de Totonicapán se repitan en el futuro.
La atención se centra no solo en la responsabilidad individual de conductores y empresas, sino también en la eficiencia de la supervisión estatal, la adecuación de la infraestructura vial y la implementación efectiva de políticas de prevención. Soluciones integrales permitirían avanzar hacia una movilidad más segura para todos los guatemaltecos.
* Este artículo fue curado con apoyo de inteligencia artificial.
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