No es gracias a una receta milagrosa ni a una cura excepcional de rejuvenecimiento, sino a una decisión legal. El gobierno de Corea del Sur  ha puesto fin a una peculiaridad administrativa que permitía la coexistencia de tres sistemas distintos de contabilización de la edad.

Esta ley, que entra en vigor el jueves primero de junio, es una medida de normalización para limitar la confusión y adaptarse a las normas internacionales.

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Preguntar la edad a un surcoreano no garantiza una respuesta sencilla. ¿Edad internacional? ¿Edad coreana? ¿O la edad civil? Los tres sistemas de contabilización acabarán por desaparecer, al menos en los documentos oficiales.

La edad internacional supone que se envejece un año en cada cumpleaños. En Corea del Sur se utiliza con fines administrativos, y la edad coreana sigue siendo la norma en la vida cotidiana. Con raíces en China, este sistema cuenta los nueve meses pasados en el vientre materno, redondeados a un año. Por tanto, un niño nace con un año. Se añade un año más el 1 de enero, no el día del cumpleaños del niño.

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Por último, un tercer método de contabilidad mezcla los dos sistemas. Un niño nace con cero años y envejece un año el primero de enero. Se utiliza sobre todo para el servicio militar. El Presidente surcoreano Yoon Suk-yeol, nacido en diciembre de 1960, tiene por tanto 62, 63 o 64 años.

Esta confusión desaparece el jueves primero de junio: la edad internacional se convierte en el único sistema a efectos administrativos, gracias a una ley aprobada el pasado diciembre. Pero es difícil imaginar que la edad coreana desaparezca de la esfera privada, ya que se utiliza mucho en un país donde la jerarquía social sigue estando influida por el año de nacimiento.