El terremoto de magnitud 6,9 ocurrido el domingo por la noche mató a al menos 131 indonesios, según el balance oficial publicado este miércoles, una semana después de que otro sismo hubiera dejado al menos 17 fallecidos en esta isla volcánica, muy turística.

Además, 236 personas resultaron heridas de gravedad por el sismo del domingo y decenas de miles de casas quedaron dañadas, indicaron las autoridades, que indicaron que faltaban médicos y productos básicos.

“Los esfuerzos para evacuar a la gente se han intensificado, pero todavía hay muchos problemas sobre el terreno”, declaró el miércoles un portavoz de la Agencia nacional de gestión de catástrofes, Sutopo Purwo Nurgroho.

“Estimamos que el balance de 131 (muertos) seguirá aumentando”, agregó.

Los equipos de rescate seguían limpiando escombros de edificios derruidos con ayuda de excavadoras, por lo que se temía que el balance de víctimas se podría agravar.

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La provincia de las Islas menores de la Sonda occidentales, donde se encuentra Lombok, adolece de una falta grave de alimentos, medicinas y personas médico, señaló el gobernador, Muhammad Zainul Majdi.

“Nuestros recursos humanos son limitados. Hacen falta auxiliares médicos en los refugios improvisados y otros que sean móviles”, declaró a la AFP.

En algunas partes de la isla, de unos 4.700 metros cuadrados, las aldeas quedaron prácticamente destruidas y los habitantes tenían que dormir al aire libre.

Por otro lado, la evacuación de turistas, principalmente extranjeros, que estaban en las tres pequeñas islas de Gili, en la costa noroeste de Lombok, afectados por el sismo, terminó, indicaron las autoridades.