El fantasma de una guerra hace que numerosos países occidentales recomienden a sus ciudadanos que salgan de Ucrania. Este sábado, Rusia también añadió preocupación al admitir que está reduciendo su personal diplomático en Kiev, aludiendo a las “provocaciones” ucranianas y de países occidentales.

En medio de esta alarma general, la diplomacia se intensifica este fin semana. Biden hablará con Putin el sábado después de que el viernes sus respectivos jefes de Estado Mayor mantuvieran una conversación. También está prevista una llamada entre Putin y Macron, mientras que el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, conversará el sábado con su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.

“Si Rusia está realmente interesada en resolver esta crisis a través de la diplomacia y el diálogo, nosotros estamos listos también”, dijo Blinken. “Pero todo ello en un contexto de desescalada y por ahora solo hemos visto lo contrario de parte de Moscú”, insistió, subrayando que este es un momento “clave”.

El viernes, el consejero de la Casa Blanca para la Seguridad Nacional, Jake Sullivan, afirmó que la ofensiva es una “posibilidad muy, muy real”, pero la inteligencia estadounidense no sabe si el presidente ruso “ha tomado una decisión final” o no.

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Los responsables estadounidenses no descartan que Rusia tome esta decisión incluso durante los Juegos Olímpicos de Pekín, que terminan el 20 de febrero.

En este momento, es extremadamente importante conservar la calma, consolidarse fuera del país, evitar actos que desestabilizan la situación y siembran el pánico”, dijo este sábado el ministerio de Relaciones Exteriores ucraniano en un comunicado.

“Las fuerzas armadas ucranianas vigilan la situación y están dispuestas a responder a cualquier agresión del territorio ucraniano”, agregó.

Desde Moscú, la portavoz del ministerio ruso de Relaciones Exteriores, Maria Zakharova, criticó la “histeria” de Washington.

“La histeria de la Casa Blanca es más reveladora que nunca. Los anglosajones necesitan una guerra. A cualquier precio. Las provocaciones, la desinformación y las amenazas son el método favorito para resolver sus propios problemas”, dijo la portavoz a través de la aplicación de mensajes Telegram.

Los nuevos ejercicios militares rusos en la frontera con Ucrania

Los intentos diplomáticos de los últimos días no han permitido aliviar la crisis, surgida tras el despliegue de más de 100.000 militares rusos en la frontera con Ucrania hace varias semanas.

Este sábado, Rusia comenzó nuevas maniobras navales en el mar Negro para “defender la costa marítima de la península de Crimea”, anexada en 2014, de potenciales amenazas. “Más de 30 navíos de la flota del mar Negro se hicieron a la mar desde Sebastopol y Novorossiisk, siguiendo el plan del ejercicio”, dijo el ministerio de Defensa.

Rusia también está realizando en estos días maniobras en Bielorrusia, en las fronteras de la Unión Europea y de Ucrania.

Los temores de guerra y los movimientos de Estados Unidos en Europa

Para los países occidentales, todas estos ejercicios son particularmente preocupantes porque cercan militarmente el territorio de Ucrania.

El Pentágono enviará 3.000 soldados estadounidenses adicionales a Polonia “en los próximos días” para “tranquilizar a los aliados de la Otan”. La Casa Blanca destacó la “notable” unidad de los países occidentales ante lo que considera el momento más peligroso para Europa desde el final de la Guerra Fría hace 30 años.

Los estadounidenses, que compartieron sus análisis de inteligencia con sus aliados, esbozaron un escenario dramático en caso de una ofensiva rusa. Probablemente “empezaría con bombardeos aéreos y ataques con misiles que obviamente podrían matar a civiles”, dijo Sullivan, explicando que también habría “un asalto rápido” a Kiev.

El Kremlin dijo el viernes que las conversaciones mantenidas un día antes en Berlín entre representantes de Rusia, Ucrania, Alemania y Francia no habían dado “ningún resultado”. Estas reuniones se centraron en el conflicto del este de Ucrania, que ha enfrentado a los separatistas respaldados por Rusia con el ejército ucraniano desde 2014 y ha dejado más de 14.000 muertos.

Moscú ha negado repetidamente que quiera atacar a Ucrania, pero exige ciertas garantías en materia de seguridad, entre ellas que la OTAN no admita entre sus miembros a Ucrania, un punto inaceptable para Occidente.