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Este artículo fue curado por pulzo   Oct 26, 2025 - 12:45 pm
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Moscú proclama como exitosa la prueba del misil de crucero Burevestnik, con propulsión nuclear, lo que genera preocupación internacional por su riesgo radioactivo. Su alcance, casi ilimitado, refuerza la imagen de una Rusia que busca exhibir su poder militar mientras Kiev intensifica sus ataques con drones en el territorio vecino para presionar las líneas logísticas del ejército ruso antes del invierno.

Rusia ha probado con éxito un nuevo misil de crucero con capacidad y propulsión nuclear, el Burevestnik 9M730, anunció este domingo el jefe del Estado Mayor ruso, Valeri Guerásimov, en presencia del presidente Vladimir Putin.

El mandatario afirmó que el arma, conocida por la OTAN como SSC-X-9 Skyfall, es “invencible” frente a los sistemas antimisiles actuales y futuros, gracias a su alcance prácticamente ilimitado y a una trayectoria de vuelo imprevisible.

“Las pruebas decisivas han concluido”, declaró Putin en un video difundido por el Kremlin, antes de ordenar que se inicie la preparación de las infraestructuras necesarias para incorporar el misil a las fuerzas armadas rusas. “Es una creación única, que ningún otro país posee”, añadió.

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Durante el último ensayo, realizado el 21 de octubre, el misil permaneció en el aire unas quince horas y recorrió 14.000 kilómetros, precisó Guerásimov, quien aseguró que “esa distancia no representa un límite” para este armamento.

“Las características técnicas del Burevestnik permiten atacar con precisión garantizada objetivos fuertemente protegidos en cualquier punto del planeta”, afirmó.

Un mensaje político a Occidente

Previo a la cumbre Trump-Putin en Alaska en agosto de este año, varios investigadores habían detectado indicios de que Moscú preparaba un nuevo ensayo del Burevestnik, tras observarse una intensa actividad en el sitio de Pankovo, en Nueva Zembla, según imágenes satelitales.

Dos expertos en control de armamento, citados por Reuters, señalaron que este proyecto cobró impulso desde que Donald Trump anunció en enero el desarrollo del nuevo escudo antimisiles estadounidense, conocido como el “domo de oro”.

Analistas consultados por The Moscow Times y Reuters interpretan también la prueba del Burevestnik como un mensaje político dirigido a Occidente y a Estados Unidos: Rusia busca reafirmar su capacidad de disuasión nuclear y no descarta retirarse de los tratados de control de armas.

No obstante, otros expertos occidentales expresan dudas sobre la fiabilidad y la seguridad del sistema, recordando que ensayos anteriores habrían provocado accidentes y filtraciones radiactivas. Moscú no ha revelado la fecha ni el lugar exacto del lanzamiento, aunque medios rusos afines al gobierno aseguran que el resultado fue “exitoso”.

Tres muertos en nuevos ataques contra Kiev

Mientras tanto, Rusia intensificó sus ataques nocturnos contra Ucrania.

En la madrugada del 26 de octubre, una ofensiva con 101 drones sobre Kiev dejó tres personas muertas y 32 heridas, entre ellas siete niños, según el alcalde Vitali Klitschko y los servicios de emergencia.

Los drones impactaron varios edificios residenciales, provocando incendios en un inmueble de nueve pisos. La fuerza aérea ucraniana aseguró haber derribado o bloqueado 90 de los drones, pero varios lograron alcanzar zonas urbanas. Siete personas, entre ellas dos menores de edad, permanecen hospitalizadas.

El presidente Volodímir Zelenski denunció en redes sociales que Rusia lanzó cerca de 1.200 drones de ataque en una sola semana, junto con 1.360 bombas aéreas guiadas y más de 50 misiles de distintos tipos.

“A pesar de todos estos ataques, Ucrania sigue defendiéndose activamente —en el campo de batalla, en el cielo y en el frente diplomático—”, escribió.

El Estado Mayor ucraniano reportó además un reagrupamiento de tropas rusas en Pokrovsk, en la región de Donetsk, donde continuaban los combates de infantería. La ciudad es considerada un nudo logístico clave para las operaciones en el Donbass

Al mismo tiempo, Ucrania lanzó una de sus mayores ofensivas con drones desde el inicio de la guerra, atacando ocho regiones rusas: Belgorod, Briansk, Kursk, Tula, Smolensk, Riazán, Kaluga y Moscú, según medios locales.

Los ataques, coordinados por varias agencias de inteligencia ucranianas, apuntaron a infraestructuras energéticas y bases aéreas militares. En Volgogrado, un dron alcanzó por segunda vez en dos semanas una subestación eléctrica, interrumpiendo temporalmente el suministro en parte de la región.

Moscú denuncia intentos de sabotear el diálogo con EE. UU.

El Kremlin, por su parte, denunció “intentos titánicos de sabotear el diálogo entre Rusia y Estados Unidos”. En un mensaje de video, el enviado ruso para asuntos económicos, Kirill Dmitriev, afirmó que Moscú está dispuesto a un “diálogo constructivo” y a una “comunicación clara sobre la posición de Rusia en diversos temas”.

“Rusia desea una resolución pacífica, pero basada en el respeto a sus intereses y en la eliminación de las causas profundas de la crisis ucraniana”, subrayó Dmitriev.

Estas declaraciones se producen pocos días después de la suspensión indefinida de una reunión prevista entre Vladímir Putin y Donald Trump.

Las negociaciones de paz entre Moscú y Kiev permanecen estancadas, pese a las reiteradas promesas del presidente estadounidense de poner fin rápidamente al conflicto desde su regreso a la Casa Blanca en enero.

Con Reuters, AFP y medios locales

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