De acuerdo con el análisis de Frolov, el interés del presidente Vladimir Putin en Venezuela es geopolítico. Es decir, que si hay un “orden mundial multipolar” donde Estados Unidos, desde la lejanía, apoya a Ucrania, ellos (Rusia) pueden apoyar a Venezuela.
Por ello, todo según el analista ruso, hacer un acuerdo con Trump sobre dejar de apoyar el régimen de Nicolás Maduro tendría que estar ligado a “una concesión igualmente significativa por parte de Estados Unidos”.
Eso quiere decir que Rusia, para dejar de apoyar la dictadura venezolano, tendría que tener asegurado que EE. UU. presione a Ucrania para que “aplique plenamente los acuerdos de Minsk” y así “”truncaría la soberanía de Ucrania y permitiría a Moscú mantener cierto grado de control sobre las políticas de seguridad” de ese país, explica Frolov en The Moscow Times.




“Putin mencionó específicamente eso durante su conversación por teléfono con Trump. Retirar el apoyo militar ruso a Maduro también debe ir acompañado de la retirada de la asistencia militar de los Estados Unidos a Ucrania”, añade el analista ruso en su artículo.
En el análisis, Vladimir Frolov también citó la supuesta intervención rusa el pasado 30 de abril cuando Maduro habría tenido todo listo para dejar Venezuela luego de que Juan Guaidó lideró un alzamiento militar.
Sin embargo, según las informaciones de EE. UU., citadas por el analista, el gobierno de Putin, junto a Cuba, convenció a Maduro de que se quedara y que tenían todo controlado.
“Moscú está lista para vender su participación en Venezuela, pero aún no está claro si Washington está listo para ofrecer el precio correcto“, finaliza Frolov.
Estados Unidos critica a Petro en la ONU y evalúa si continúa apoyo a Colombia en el Acuerdo de Paz
Estados Unidos lanzó fuertes críticas al presidente Gustavo Petro durante la más reciente sesión del Consejo de Seguridad de la ONU, en la que se presentó el informe trimestral sobre la paz en Colombia. El representante estadounidense, Mike Waltz, acusó al Gobierno de usar “retórica incendiaria” y de impulsar políticas que, según Washington, socavan los avances hacia una paz duradera. Además, cuestionó la ampliación del mandato de la Misión de Verificación, señalando que se ha desviado de su objetivo inicial —la desmovilización de las Farc— para centrarse en lo que calificó como “prioridades políticas excesivas”, como la JEP y el apoyo a minorías étnicas.
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