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El rey del Reino Unido tomó una decisión sin precedentes en la monarquía moderna: retirar todos los títulos y honores a su hermano Andrew y obligarlo a abandonar la residencia de Royal Lodge, tras el aumento de la presión pública por sus vínculos con el delincuente sexual Jeffrey Epstein.
El rey Carlos III dio este jueves un paso decisivo para cerrar uno de los capítulos más controvertidos de la monarquía británica reciente. En un comunicado del Palacio de Buckingham, se informó que el monarca inició un “proceso formal para retirar el estilo, los títulos y los honores” de su hermano, el hasta ahora príncipe Andrew, así como para poner fin a su contrato de residencia en Royal Lodge, la mansión de 30 habitaciones en Windsor donde vivía desde hace más de dos décadas.
El movimiento llega tras semanas de creciente indignación por los vínculos del duque de York con Jeffrey Epstein, el magnate estadounidense condenado por abuso sexual de menores.
 
                    
                 
                    
                 
                    
                 
                    
                Andrew, de 65 años, será conocido de ahora en adelante como Andrew Mountbatten Windsor, dejando atrás su tratamiento de ‘Su Alteza Real’ y el título de príncipe que ostentaba desde su nacimiento como hijo de la difunta reina Isabel II.
Un golpe histórico
Es casi sin precedentes que un miembro de la realeza británica pierda su título de príncipe. La última vez ocurrió en 1919, cuando el príncipe Ernest Augustus fue despojado de su título británico por apoyar a Alemania durante la Primera Guerra Mundial.
Las presiones sobre Carlos III para actuar se habían intensificado desde que, a principios de mes, Andrés renunció a su título de duque de York. La polémica se reavivó tras la publicación del libro póstumo Nobody’s Girl (La chica de nadie), de Virginia Giuffre, una de las víctimas de Epstein que acusó al duque de York de abuso sexual cuando ella tenía 17 años.
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El escándalo también se agravó por la filtración de correos electrónicos que mostraban que Andrew mantuvo contacto con Epstein mucho más tiempo del que había admitido públicamente. El duque ya se había retirado de la vida pública tras una desastrosa entrevista con la BBC en 2019, en la que trató, sin éxito, de limpiar su nombre.
En 2022, llegó a un acuerdo extrajudicial en Nueva York con Giuffre, al pagar una suma millonaria para evitar un juicio civil. Aunque el documento no implicaba una admisión de culpa, sí reconocía el sufrimiento de la víctima.
Pérdida de todos los honores
La orden real implica la pérdida de todos los honores y títulos acumulados por Andrew a lo largo de su vida: el de duque de York, conde de Inverness y barón Killyleagh, además de distinciones como la Orden de la Jarretera y la Gran Cruz de la Orden Victoriana. También se le retira su rango honorífico dentro de las fuerzas armadas.
El Palacio informó que Andrew deberá abandonar Royal Lodge, una mansión que perteneció a la reina madre y que había ocupado desde 2003. Se espera que se traslade a una vivienda privada en la finca real de Sandringham, en el este de Inglaterra, propiedad del monarca. Según fuentes citadas por medios británicos, el rey le ofrecería apoyo financiero personal para facilitar su mudanza.
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Su exesposa, Sarah Ferguson, con quien seguía compartiendo residencia, también deberá abandonar la propiedad. La escritora y exduquesa, que defendió públicamente a Andrew en los últimos años, aún no hizo declaraciones. Las hijas de la pareja, las princesas Beatriz y Eugenia, conservarán sus títulos, ya que los ostentan por derecho de nacimiento como nietas de Isabel II.
El Parlamento británico, tradicionalmente reticente a intervenir en asuntos de la monarquía, comenzó a debatir la necesidad de revisar el papel institucional de los miembros no activos de la familia real. Algunos diputados pidieron una investigación sobre los privilegios financieros y residenciales de Andrew, incluyendo su ocupación de Royal Lodge durante más de dos décadas sin pagar alquiler.
Con AP y EFE
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