Este martes, en el Congreso de los diputados, Sánchez dijo que la decisión política de su gobierno “es firme” y anunció que procederán a la controvertida exhumación “en muy breve espacio de tiempo” ya que, según dijo, hay heridas que “han estado abiertas durante muchos años” y ya es hora de cerrarlas, informó El País.

Ese mismo día, cuando se conoció la intención de Sánchez de exhumar a Franco, El Mundo informó, citando al Ejecutivo, que ya se había alcanzado un acuerdo con la familia del dictador y que los herederos no se oponían a desenterrar al ‘Generalísimo’.

Sin embargo, este miércoles la familia negó tal acuerdo con el Gobierno. Incluso, 7 nietos del fallecido dictador amenazaron con una demanda por la profanación de la tumba, en la que reposan los restos de Franco desde su fallecimiento, en 1975, informó El Mundo.

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El argumento de Sánchez para sacar los restos de Franco es que si un país mira hacia el futuro, “tiene que estar en paz con su pasado”. Además, dijo que ninguna democracia del mundo debe permitir la existencia de monumentos “que ensalcen una dictadura”.

Pero la cuestión de desenterrar a Franco toca una de las fibras más sensibles la sociedad española, ya que si bien hay un amplio sector que condena la dictadura, aún hay muchos seguidores del general. Incluso varios de ellos, como reportó El País, se dieron cita el fin de semana pasado en el Valle de los Caídos y, con banderas franquistas y saludos romanos, mostraron su oposición a la iniciativa de Sánchez.

Francisco Franco (1892-1975) gobernó a su país desde 1939, luego de imponerse en la Guerra civil española, que estalló después de un intento fallido de sublevación liderada por él mismo.