Los restos del cohete reentraron en la atmósfera de la Tierra a las 10:24 a.m. de este domingo (9:24 p.m. del sábado, hora de Colombia) y cayeron a 72.47 grados de longitud este y 2.65 grados de latitud norte, según esa entidad.

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Las coordenadas quedarían entorno a las islas Maldivas en el océano Índico, al sur de la India, apunta la prensa local, mientras que el organismo asegura que la mayor parte de los restos se desintegraron al colisionar con la atmósfera terrestre.

El Comando Espacial estadounidense, por su parte, indicó en un comunicado que el cohete “entró sobre la península Arábiga a alrededor de las 02H15 GMT del domingo [9:15 p.m. del sábado, hora de Colombia]”. “No se sabe si los restos han caído en tierra o en agua”, agregó.

Entre tanto, Space-Track, la red de vigilancia espacial de Estados Unidos, basándose en datos militares estadounidenses, también confirmó, en Twitter, la entrada en la atmósfera.

“Todos los que siguen el regreso de #LargaMarcha5B pueden relajarse. El cohete ha caído”, tuiteó Space-Track.

La caída del segmento corresponde a las previsiones de algunos expertos que decían que había muchas probabilidades de que cayera en el mar porque el planeta está formado por un 70% de agua.

Pero la vuelta descontrolada de un objeto de este tamaño generó preocupación sobre posibles daños y víctimas, a pesar de la escasa probabilidad.

Regreso de cohete chino Long March 5B generó preocupación mundial

El tamaño del objeto, con una masa estimada de entre 17 y 21 toneladas y un tamaño de aproximadamente 30 metros, y la velocidad a la que avanzaba -unos 28.000 kilómetros por hora– motivó la activación de varios de los servicios de vigilancia espacial más importantes del mundo, entre ellos el Pentágono o el Servicio de Vigilancia y Seguimiento Espacial de la Unión Europea (EUSST).

Esta agencia había advertido el viernes que los restos o “escombros” del cohete caerían en una región de la Tierra cubierta en su mayor parte por el océano o áreas deshabitadas, y que la probabilidad estadística de un impacto en suelo en áreas pobladas era baja.

Por su parte, China también aseveró el mismo viernes que era “altamente improbable” que los restos del cohete causaran daños en su regreso a la Tierra y que lo más plausible era que se desintegraran durante su reentrada a la atmósfera.

Algunos medios locales chinos fueron incluso más allá y acusaron a la prensa extranjera de sensacionalismo, y portales como Sina o Guanwang calificaron las informaciones publicadas al respecto de “exageraciones que solo buscan desacreditar al país asiático”.

El cohete fue utilizado la pasada semana por China para lanzar al espacio uno de los módulos de su futura estación espacial y fue considerado por los expertos como uno de los mayores trozos de escombros que reentrarían en la atmósfera, y de ahí su vigilancia continuada.

En ese sentido, expertos estadounidenses criticaron que el programa especial chino permitiera el reingreso incontrolado de un cohete tan grande, y tampoco ha sido la primera vez que una nave china queda en el punto de mira de servicios de vigilancia de todo el mundo.

Por ejemplo, en abril de 2018 el laboratorio orbital Tiangong 1, que estaba en desuso desde 2016 y que vagaba sin control por el espacio, reentró en la atmósfera terrestre sobre el océano Pacífico sur.

En aquella ocasión, como en esta, se informó en tiempo real de la reentrada a los servicios de protección civil de toda Europa.