Cuando la vacuna llegue, me la inyectaré en público. Experimenten conmigo, me parece bien. Si funciona conmigo, funcionará con todos”, dijo el polémico mandatario filipino, citado por Manila Bulletin.

Duterte confió en la efectividad de la vacuna que desarrolla Rusia, que según dijo, estará lista para diciembre, cuando “Filipinas estará libre de COVID-19 y podrá disfrutar de unas Navidades en paz”.

“Le diré al presidente Putin que tengo plena confianza en sus estudios clínicos y que la vacuna que están produciendo es un bien para toda la humanidad”, señaló Duterte, quien en el pasado no ha ocultado su admiración por el mandatario ruso, al que consideró su “ídolo”.

Duterte aseguró que Rusia ha ofrecido la vacuna “de forma gratuita” y sugirió que los filipinos podrán formar parte de los ensayos clínicos de la vacuna, de la que no aclaró ni su nombre ni el laboratorio que está detrás.

Nos quieren proporcionar la vacuna, no han dicho paga por ella. Creo que el presidente Putin nos quiere ayudar gratis”, insistió Duterte.

Vladimir Putin

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El presidente filipino también aseguró hace un par de semanas que el mandatario chino Xi Jinping también le prometió que Filipinas será uno de los primeros países en beneficiarse de algunas de las tres vacunas chinas que más avanzadas están en los ensayos clínicos.

Duterte ha reorientado su política exterior hacia China y Rusia, en detrimento EE. UU., su socio histórico desde el fin de la II Guerra Mundial, e insistió en que si EE. UU. logra una vacuna, “esperará una compensación económica por ella”.

Filipinas encabeza los contagios de COVID-19 en el Sudeste Asiático y ayer registró casi 7.000 nuevos casos ーnuevo récord diario desde el inicio de la pandemiaー, para llegar a las 136.638 infecciones -66.186 activas-, incluidas 2.293 muertes.

Debido al aumento de los casos, Duterte ordenó a principios de mes el reconfinamiento durante 15 días de Manila y 4 provincias vecinas para contener la curva de contagios, en continuo ascenso desde marzo.