Pero, ¿qué pasó entonces? Shults, considerada heroína no solo por lograr aterrizar ese día el avión, sino por ser una de las primeras mujeres en comandar un caza en la Marina estadounidense, se lo contó a la cadena de televisión estadounidense ABC.

“Había cambiado (el turno) con mi marido para poder asistir a una competencia de atletismo de mi hijo”, afirmó la piloto en su primera entrevista a medios estadounidenses tras el accidente del avión que cubría la ruta Nueva York-Dallas, con 144 pasajeros y 5 tripulantes, y que dejó una mujer muerta.

“No le cambiaré nunca más”, bromeó Shults, de 56 años.

Ella y su copiloto aterrizaron de urgencia en Filadelfia luego de que una parte del motor izquierdo de la nave estallara en pedazos, 20 minutos después de despegar.

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Pedazos de metal rompieron una ventana, lo cual despresurizó la cabina y succionó parcialmente hacia el vacío a una pasajera, una banquera y madre de dos niños de Nuevo México que murió poco después del aterrizaje, a raíz de sus heridas.

El regulador aéreo estadounidense, FAA, exigió inspecciones urgentes de algunos motores de la familia CFM56 en todo el mundo tras el accidente, para detectar eventuales señales de desgaste del metal.

El presidente Donald Trump recibió el mes pasado a la tripulación y a pasajeros en la Casa Blanca, donde alabó “el increíble trabajo” de la capitana Tammie Jo Shults.