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Este artículo fue curado por pulzo   Ago 4, 2025 - 5:25 am
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Pauline Ferrand-Prévot se convirtió este domingo 3 de agosto, gracias a su victoria en el Tour de Francia 2025, en uno de los grandes nombres del ciclismo mundial. Tras una vida dedicada al ciclismo, en la que primero se convirtió en la gran esperanza del ciclismo francés y luego dominó el mundo del ciclomontañismo,​ durante muchos años, ha vuelto a la carretera para consolidar su dominio.

Con información del periodista deportivo de RFI, Yohann Le Coz

“Al ponerme el maillot amarillo, cumplo el sueño de mi infancia”, comentó Pauline Ferrand-Prévot tras su victoria el sábado en la cima del Col de la Madeleine, en la octava y penúltima etapa del Tour de Francia. Había dominado la carrera para situarse en cabeza de la clasificación general, muy por delante de las demás favoritas. Este domingo, volvió a hacerlo al dejar atrás a sus rivales en la última cuesta de la última etapa entre Praz-sur-Arly y Châtel. Así, ha cumplido su sueño al ganar el Tour de Francia. Y podría inspirar a muchas niñas.

Desde la medalla de oro obtenida el año pasado en los Juegos Olímpicos de París hasta esta victoria final en el Tour de Francia, no ha pasado solo un año, sino toda una vida dedicada al ciclismo. “Ganar el oro olímpico ciclomontañismo,​  era realmente el objetivo de mi carrera. Ganar el Tour es más un reto. Quería saber si era capaz de hacerlo”, declaró la francesa. Ahora lo sabe, y todo el mundo lo sabe.

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La carretera, nada nuevo para ella

“PFP” como se le llama por las iniciales de nombre y apellidos, no descubrió la carretera en esta Grande Boucle, ni mucho menos. Ella, que de pequeña quería ser un niño para ganar el Tour, lo ha ganado todo a su paso. Prueba de ello son sus títulos de campeona del mundo en carretera en 2014 o de campeona de Francia de contrarreloj en 2012, 2013 y 2014, por citar solo algunos de sus éxitos. Tanto es así que, con poco más de veinte años, ya la apodaban “la pequeña reina”, ya que encarnaba las esperanzas del ciclismo femenino francés.

 

A partir de 2018, dedicó su vida al ciclismo de montaña hasta convertirse en una referencia mundial. En París, alcanzó la cima con el título olímpico por el que tanto había luchado, obtenido en la cima de la colina de Elancourt durante los Juegos Olímpicos celebrados en su país. No hace falta enumerar todos los títulos nacionales y mundiales que ha ganado sobre una bicicleta de montaña antes de esta medalla de oro, la lista es demasiado larga. Basta con recordar, para simplificar, sus quince títulos de campeona del mundo en todas las disciplinas (carretera, ciclocross, bicicleta de montaña, gravel).

Una vida dedicada al trabajo 

Lo que más le gusta, además de ganar, es encerrarse en el trabajo. En lugar de exponerse ante los medios de comunicación y absorber la luz, disfruta de su hogar y de la intimidad del campo de entrenamiento para vivir su pasión al máximo, sin miradas externas. “Me siento mejor cuando estoy sola”, afirma. Para saber de ella en esos momentos, a menudo hay que conformarse con sus publicaciones en Instagram, donde aparece con su familia o su perro.

“Me aislé de todo y me sentó bien. La gente decía: ‘Pareces triste’. Pero, en realidad, he vivido mis mejores momentos porque no tenía que rendir cuentas a nadie”, justificaba durante los Juegos Olímpicos, para los que se había preparado como una loca y cuya ceremonia de inauguración ni siquiera quiso ver, para permanecer mejor en su burbuja.

Convertirse en escaladora

Cuando se convirtió en la primera mujer en integrar la superestructura de Ineos a finales de 2022, aquella que a veces puede ser “un poco rígida”, por no dejar nada al azar, tuvo la impresión de que por fin la entendían. En el equipo británico encontró una filosofía que le encajaba. Y sorprendió a algunos con su compromiso total. Durante los entrenamientos conjuntos con los chicos, comenzaba su jornada con 45 minutos diarios de ejercicios de fortalecimiento muscular. 

Sin embargo, el camino hacia esta victoria en el Tour no ha sido un camino de rosas. Actualmente miembro del equipo Visma-Lease a Bike, la ciclista de Reims se ha puesto manos a la obra este año para convertirse en una auténtica corredora de carretera. Tras abandonar la Vuelta a España el pasado mes de mayo, por falta de forma según su equipo, se esforzó al máximo en la montaña durante una concentración de dos meses al otro lado de los Pirineos, y luego otro mes en Tignes, en los alpes franceses, donde se enfrentó a la altitud y al desnivel para convertirse en una auténtica escaladora.

 

Esfuerzos que dieron sus frutos desde su primera participación en la Grande Boucle, cuando se había fijado un plazo de tres años para ganarla. Además, su buen estado físico le ayudó mucho en el Col de la Madeleine, en la recta final de la penúltima etapa, en la que dejó atrás a todas sus rivales en la clasificación general. “Fue un esfuerzo típico del ciclomontañismo”, analizó ante los micrófonos de Eurosport. “Una subida de 1h 20 min en la que hay que dosificar el esfuerzo, y yo sé hacerlo. Soy capaz de mantenerme al límite de la zona roja durante bastante tiempo”.

Imaginen a una campeona que lo ha ganado todo en una disciplina y que cambia de deporte para poner fin a 36 años de sequía francesa. Porque desde Jeannie Longo en 1989, ningún ciclista francés, ni hombre ni mujer, había ganado la competición. ¿Qué le queda por ganar?, podría preguntarse. Que descanse unos minutos, el maillot amarillo le sienta muy bien.

 

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