Varios testigos de la pelea, en la que había otros ciudadanos británicos -todos ebrios-, llamaron a la policía para que se hiciera cargo del asunto. Al llegar allí, los agentes llamaron a una ambulancia para que se llevara al más afectado, mientras que la patrulla buscaba a los demás implicados, relata la Cadena Ser.

Los oficiales encontraron sin mucha dificultad a los prófugos, pero el verdadero problema empezó cuando, siguiendo el proceso normal, llamaron al hospital para comprobar si el herido había llegado allá y les dijeron que no. En el centro médico tampoco había ninguna información sobre la pelea.

Los paramédicos dieron su versión: que el hombre había vuelto en sí a mitad de camino y que se había vuelto violento porque quería bajar de la ambulancia, y que en un momento de descuido, el herido finalmente había escapado, agrega La Vanguardia.

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La policía encontró al británico en la mitad del camino, pero tal vez más maltrecho de lo que estaba, a un lado de la vía y envuelto en un charco de sangre. Por eso, llamaron a otra ambulancia para que se encargara, mientras solicitaban un examen del conductor del primer vehículo que atendió la emergencia y del paramédico.

El resultado: el chofer había consumido cocaína y marihuana, y el paramédico, solo marihuana. Los dos fueron detenidos y acusados del delito de omisión de socorro, pero fueron puestos en libertad pocas horas después. Ahora podrían ser suspendidos de sus trabajos y dejar de recibir sus sueldos.