Anne Beathe Tvinnereim, ministra de Cooperación Internacional de Noruega, acaba de visitar Colombia por primera vez para reforzar los lazos de cooperación entre los dos países. En medio de una agenda que incluyó reuniones con el presidente Gustavo Petro, el canciller Álvaro Leyva, la ministra de Agricultura, Cecilia López, y el alto comisionado de Paz, Danilo Rueda, la diplomática habló con Colombia+20 sobre su apoyo a la política de paz total, la implementación del Acuerdo Final y la lucha contra la deforestación.

¿Cuál fue el motivo de su visita?

Vine porque Colombia es uno de los socios a nivel mundial más importantes para Noruega; el primero en América Latina. Nuestra cooperación aumentó a US$75 millones anuales y eso no es fortuito. Ahora es un tiempo oportuno para venir, porque la relación entre Colombia y Noruega nunca había estado mejor, y estoy en el país como muestra de que seremos un cooperante de largo plazo. También me trajo el hecho de ser nosotros garantes en la implementación del Acuerdo de Paz y del proceso de diálogos que han comenzado con el ELN. Fue muy interesante conocer pormenores del primer punto del Acuerdo Final (Reforma Rural Integral), porque el medioambiente y la paz son nuestras prioridades. Con eso queda afianzado que lo rural es clave para obtener una paz sostenible. Con el presidente Petro estrecharemos nuestra cooperación para apoyar su paz total, concepto innovador hecho política al que felicitamos y apoyaremos sin duda.

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¿Qué impresión se lleva de su visita al ETCR Agua Bonita en La Montañita (Caquetá)?

Me encantó la visita, es impresionante lo que se vive allí. Las voces de las mujeres dirigentes de diferentes sectores en ese espacio de reincorporación son inspiradoras. Vi proyectos productivos para construir empleo y reconciliación local con las comunidades vecinas que pueden ser referente a nivel internacional. Hay gente cargada de paciencia en cuanto a los procesos para construir su vida lejos de la violencia. Los firmantes con los que hablamos son tremendos para construir una nueva Colombia, porque están dispuestos a hacer innovaciones con empresas de piñas y de agricultura en general que están trayendo oportunidades para los campesinos de la región. También en Caquetá, pero fuera de ETCR, visitamos un proyecto de piscicultura, en el que tuve una conversación lindísima con un muchacho de 18 años y con su mamá. Ella me decía que cuando él tenía 14 años no quería ir a la escuela y no sabía con claridad nada para su futuro. Ahora está en un negocio piscícola propio que lo motiva, con el que crea empleo y muestra ambiciones grandes, como el deseo de exportar pescado a todo el mundo. Me emociona ver cómo esto pasa en una zona donde hubo tanta guerra, porque se nota que hay oportunidades para que los jóvenes tengan alternativas diferentes a las armas.

¿Qué balance hace de la implementación del Acuerdo Final ?

Entiendo los obstáculos tan grandes que ha habido para distribuir la tierra como lo propone el Acuerdo. Trabajar en ello es complejo, es algo que toma tiempo y exige recursos. Sin embargo, noto que hay bastante voluntad política, elemento que da esperanza para la gente que vive en las provincias. Creo que cada día este Acuerdo de Paz está logrando un combate contra la pobreza desde varios puntos. Hay retos para apoyar lo que se firmó en ese tratado, como el acuerdo con Fedegán, que tiene intención de avanzar en adquirir y distribuir tierras. Lo propio con el Plan Nacional de Desarrollo (PND). Para mí, la distribución equitativa de recursos y garantizar la seguridad alimentaria es construir paz.

¿Por qué apoya los diálogos con el Eln y las disidencias de Farc?

Apoyamos porque ha habido muestras de buena voluntad para avanzar. Esperamos voluntad de todas las partes, sabiendo que las negociaciones de paz nunca son fáciles. Todas las partes deben ceder para dar algo. Insisto, mientras muestren voluntad, nosotros estaremos dispuestos a acompañar a lo que las partes nos pidan. Es esencial ver que los resultados de estas negociaciones se vean en la vida cotidiana de la gente. Noruega lo último que quiere es que, si se llega a acuerdos, esos sean un papel insignificante para la gente; no creemos que ese sea el objetivo de una paz total.

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Noruega aportó importantes recursos para la mesa de La Habana y la reincorporación. ¿Harán lo mismo con estos otros dos procesos?

Es nuestro deseo. La política de paz total tiene nuestro espaldarazo.

Además de la paz, ¿cuáles son las prioridades de la cooperación noruega en este momento?

Nos mantenemos claros y firmes en la lucha contra la deforestación. Las regiones con más inestabilidad son en las que hay más deforestación y de ahí radica nuestro interés. Sabemos que para combatirla hay que combatir la pobreza. La gente que vive en zonas con alta deforestación debe vivir de algo; necesitan empleo y alternativas para vivir dignamente. Por eso Noruega quiere invertir en proyectos de agricultura que impulsen comunidades.

¿Qué papel tendrá Noruega en la relación entre deforestación y narcotráfico?

No tengo opinión sobre la política contra las drogas, pienso que es algo que se debe quedar en la política nacional. Sin embargo, esta relación deforestación-narcotráfico también trata la seguridad de la gente que defiende al medioambiente y estamos con ellos. Si las armas vienen de un lado ideológico o no, eso da igual; hay que ver el problema en conjunto y trabajar para cuidar vidas y recursos naturales. Hay un recurso para Colombia de US$40 millones en inversión siempre y cuando se muestren resultados de reducción de estas actividades.

Seguiremos trabajando con las instituciones, los líderes y las comunidades. ¿Qué piensa de que la vicecanciller Laura Gil promueva una política exterior feminista?

Abrazo eso. Me hace recordar que hace un tiempo me encontré con la vicepresidenta Francia Márquez en Múnich (Alemania) y discutimos ese tipo de asuntos. Llegamos a la conclusión de que la igualdad de género es otra prioridad en la cooperación entre nuestros países. Cómo hablamos de desarrollo integral y obtener resultados en la lucha contra la pobreza si no hacemos a la mujer un centro de soluciones para eso. Tenemos que diseñar proyectos y tomar en cuenta las dificultades y oportunidades que hay para empoderar a las mujeres en política y en todos los sectores. No aseguraremos resultados si las mujeres no se incluyen.