El barco Peggotty, hecho de madera y de 15 metros de longitud, además de no tener brújula, carecía de un sistema de luces y mucho menos tenía un radar. Carlin, de 34 años, quiso suplir todas estas herramientas con una aplicación en su iPad, que perdió la conexión a internet a medida que se fue alejando del puerto.
Por eso entró en un espacio marítimo ocupado, donde lo golpeó un ferry que iba pasando y que era 1.400 veces más grande, describe The Sun. El marinero tuvo que hacer una llamada de emergencia al tiempo que su reliquia se hundía irremediablemente, añade The Next Web.
Por el siniestro, Carlin fue suspendido de su trabajo, y le notificaron que debe pagar la suma de 3.000 libras esterlinas (casi 11 millones de pesos colombianos) por haber infringido las leyes marítimas del Reino Unido.
Pero él no fue el único que tuvo que responder: el capitán danés del ferry, el ‘Petunia Seaways’, que no se dio cuenta del accidente, también fue multado con otras 3.000 libras.