Así como lo lee, la Administración Nacional de Aeronáutica y el Espacio (Nasa, por sus siglas en inglés), que ha aterrizado en Marte nueve veces, ahora evalúa la posibilidad de que estrellarse pueda ser la forma más sencilla y económica de aterrizar en el planeta rojo.

Y es que, hasta el momento, las distintas misiones enviadas por la Nasa han utilizado enormes paracaídas y ‘airbags’, así como propulsores para que los aterrizajes sean seguros y a bajas velocidades. En misiones tan complejas y costosas como enviar una nave a Marte, el aterrizaje es una de las etapas que más angustia genera entre los equipos.

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La dificultad es uno de los factores que hace que los nervios aumenten. Según datos de la Nasa, solo el 40 % de las misiones enviadas por todas las agencias espaciales del mundo han logrado aterrizar de manera exitosa en Marte. El segundo factor que hace angustioso el proceso, es el costo económico.

Por eso, actualmente un equipo de la Nasa trabaja en un diseño experimental que han denominado Shield, cuyas siglas en inglés significan Simplified High Impact Energy Landing Device, algo como ‘dispositivo simplificado de aterrizaje de energía de alto impacto’ en español.

Para Lou Giersch, del Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California y director del proyecto Shield, con este nuevo tipo de dispositivo “creemos que podríamos ir a zonas más traicioneras, donde no querríamos arriesgarnos a colocar un rover de mil millones de dólares con nuestros sistemas de aterrizaje actuales”.

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Pero la idea del equipo no es totalmente nueva. De hecho, como explica uno de sus integrantes, Velibor Ćormarković, se inspiraron en el sistema que traerá de vuelta a la Tierra las muestras de roca que el Perseverance está tomando. “Si quieres aterrizar algo duro en la Tierra, ¿por qué no puedes hacerlo al revés para Marte?”, recuerda que se preguntaron al interior del proyecto.

El sistema, a grandes rasgos, está compuesto por el dispositivo que está construido con una forma piramidal -aunque la Nasa se refiere a él como un acordeón- que absorberá la energía del impacto. En agosto de este año, el equipo de Shield llevó a cabo el primer experimento del prototipo con grandes resultados.

De una torre de caída cuya altura máxima es de 27 metros colgaron el dispositivo. Con ayuda de un aparato externo arrojaron hacia el piso el Shield para que alcanzará los 177 kilómetros por hora, una velocidad similar a la que alcanzan los módulos de aterrizaje tras haber superado la atmósfera de Marte (a la cual llegan a 23.335 kilómetros por hora).

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En el interior del Shield ubicaron un teléfono inteligente, una radio y un acelerómetro, para simular los aparatos electrónicos que lleva una nave espacial. Tras los dos segundos que transcurrieron entre el inicio de la caída y el impacto contra el suelo, el equipo pudo revisar los elementos que viajaban en el dispositivo. Todo estaba en perfectas condiciones tras el choque.

Lo siguiente para el equipo del Shield es seguir poniendo a prueba el dispositivo que construyeron y desarrollar algunas mejoras que les permitan pulir su concepto.