Ese partido de la liga de Concacaf en el que debutó Brunswijk fue entre el Inter Moengo, de Surinam, y el Olimpia de Honduras.

En la trayectoria de Brunswijk se mezclan las actividades aparentemente legales con otras abiertamente ilegales como el narcotráfico.

Es el vicepresidente de Surinam, ha sido paracaidista de élite, jugador de fútbol, ladrón de bancos, líder guerrillero, magnate del oro y padre de al menos 50 hijos, según una crónica publicada por The New York Times.

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Brunswijk se hizo tendencia también por un video en el que se ve cuando baja a los camerinos del equipo visitante y empieza a regalar dinero a los jugadores de la escuadra hondureña.

Y es que ahora, a su variopinta trayectoria se le puede sumar que jugó un partido oficial de fútbol de la Concacaf, en el que disputó 54 minutos en el campo de juego.

Aunque la presencia de Brunswijk en el partido como jugador no fue que le aportara mucho a su equipo, porque perdió por goleada 6-0 y comprometió su clasificación a segunda ronda del torneo.

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Este hecho, de alguna manera, rompe con la tradición de los narcos clásicos que entregan dinero a sus oponentes, pero para que se dejen ganar. Brunswijk perdió y, aun así, les dio dinero a sus contrincantes en el camerino.

Seguramente lo hizo porque su mundo está muy reducido. De acuerdo con el diario La Prensa, de Honduras, Brunswijk no podrá participar en el duelo de vuelta de la competencia centroamericana, debido a que su nombre está en una lista de la Interpol, por lo piensa dos veces antes de salir de Surinam, donde es ‘rey’.