Gary Giles, de 55 años, murió el pasado domingo, pero batalló durante sus últimos días de vida contra una enfermedad que progresaba lentamente y que los médicos no pudieron evitar que infectara su cerebro y otros órganos, relata la radio estadounidense KSL.

Juanita Giles, esposa de Gary, relató a la cadena que no se dieron cuenta que los murciélagos que frecuentaban la casa portaban un fuerte y contagioso virus rabioso: “Nunca nos hicieron daño, siempre los atrapábamos en nuestras manos y los liberábamos”.

“Los murciélagos nos lamían los dedos, casi como si pudieran saborear la salinidad de nuestros dedos, pero nunca nos mordieron”, explicó Juanita a KSL.

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El primer síntoma de Gary Giles fue un dolor de cuellos y espalda, por lo que fue, el pasado 19 de octubre, a urgencias para que trataron sus dolores. Los médicos le dieron pastillas por un posible espasmo, pero el dolor luego se convirtió en adormecimiento y hormigueo en la zona, detalló el medio norteamericano.

Gary fue trasladado nuevamente al Hospital de Utah y luego ingresó a la unidad de cuidados intensivos del Intermountain Medical Center en Murray, donde posteriormente murió, indicó KSL.

Juanita, ahora, está recibiendo junto a otros miembros de la familia vacunas contra la rabia para prevenir, aunque el suministro de estas es limitado dentro del estado de Utah, finalizó la cadena radial.