Y es que el Papa dedicó la homilía a destacar el papel de la Virgen María en la misa dedicada a ella en un día en el que la iglesia Católica celebra la 51 Jornada Mundial de la Paz, que se fija en esta ocasión en la situación de inmigrantes y refugiados.

Por eso, aludió a ellos expresamente, recordándolos como aquellos que “buscan un lugar donde vivir en paz”, razón por la que “están dispuestos a arriesgar la vida en un viaje que en gran parte de los casos es largo y peligroso”.

“Están dispuestos a soportar el cansancio y el sufrimiento, a afrontar las alambradas y los muros que se alzan para alejarlos de su destino. […] Los gobernantes tienen una responsabilidad concreta con respecto a sus comunidades, a las que deben garantizar los derechos que les corresponden en justicia y un desarrollo armónico, para no ser como el constructor necio que hizo mal sus cálculos y no consiguió terminar la torre que había comenzado a construir”, agregó el Papa.

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Asimismo, lamentó que “en muchos países de destino se ha difundido ampliamente una retórica que enfatiza los riesgos para la seguridad nacional o el coste de la acogida de los que llegan”.

“No apaguemos la esperanza en su corazón; no sofoquemos sus esperanzas de paz. Es importante que de parte de todos, instituciones civiles, realidades educativas, asistenciales y eclesiales, haya un esfuerzo por garantizar a los refugiados, a los inmigrantes, a todos, un futuro de paz”, indicó el Papa que, en noviembre de 2017, ya había difundido un mensaje similar para esta Jornada Mundial de la Paz.

En ese momento, también se mostró contrario a quienes incitan al miedo a los inmigrantes a veces con fines políticos, pues crean solo racismo y violencia.

“Los que fomentan el miedo hacia los inmigrantes, en ocasiones con fines políticos, en lugar de construir la paz, siembran violencia, discriminación racial y xenofobia, que son fuente de gran preocupación para todos aquellos que se toman en serio la protección de cada ser humano”, expresó.

En su mensaje de la Jornada de la Paz, que este año tiene el título de “Inmigrantes y refugiados: hombres y mujeres que buscan la paz”,  el Papa igualmente advirtió que “las migraciones globales seguirán marcando nuestro futuro”.

Y reiteró que, “aunque algunos las consideran una amenaza”, son “una oportunidad para construir un futuro de paz”.

Para el Papa, los inmigrantes “no llegan con las manos vacías” a los países que los reciben sino que “traen consigo la riqueza de su valentía, su capacidad, sus energías y sus aspiraciones, y por supuesto los tesoros de su propia cultura, enriqueciendo así la vida de las naciones que los acogen”.

EFE