Siguiendo esa misma lógica, hacer comentarios sobre la calvicie de un hombre en un entorno laboral equivale a hablar de los pechos de una mujer, sentenció el mismo estrado, según informa The Independent.

La decisión se tomó después de que un hombre identificado como Tony Finn demandara a la empresa que lo había empleado como electricista durante casi 24 años, hasta despedirlo tras un altercado con un superior que lo llamó “calvo de mierda”, detalla el rotativo.

En su querella, el hombre desestimó alegar por sentirse insultado y optó por matizar el ataque como acoso sexual al relacionar directamente el intento de insulto con el género.

El hombre, que se manifestó “particularmente afligido” al ser llamado calvo, algo que se interpretó como un ataque exclusivamente dirigido a él por ser hombre. Además, su defensa lo comparó con un caso de una mujer que sufrió un ataque por el tamaño de sus pechos.

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Curiosamente, –o quizá no tanto– el medio británico destaca que el tribunal que dictó la sentencia está compuesto por tres jueces cuya característica en común es la calvicie.

El agresor sería unos 30 años menor que Finn y solía dirigirse en términos parecidos en el entorno laboral. En este caso, lo habría llamado “estúpido, viejo y calvo”, amenazándolo con echarlo.

Además de perjuicio y acoso sexual, el tribunal también determinó que había sido despedido sin justa causa.