Pero esa no es la única situación por la que lo que cuenta Coronell en su columna resulta dramático. También recuerda (citando estadísticas de Pew) que los hispanos son casi el 18 % de la población de EE.UU., unos 60 millones de personas.

Los datos más recientes indican que en Estados Unidos la cantidad de casos de infectados superaba los 104.000 y los muertos alcanzaban los 1.693.

La primera razón por la que están padeciendo más los estragos del COVID-19 es que hacen los trabajos que exponen al contagio, como obreros de construcción, agricultores, cocineros, meseros, lavaplatos, porteros y trabajadores domésticos.

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La segunda es que esos oficios vienen desapareciendo progresivamente. Y en el campo económico se encuentra la tercera: los otros hispanos, los pequeños empresarios, han tenido que cerrar restaurantes, tiendas, salones de belleza y floristerías, “y se aproximan inexorablemente a la bancarrota”.

Otra razón es que los indocumentados (“millones de los cuales pagan cumplidamente impuestos en Estados Unidos”, subraya Coronell) han sido excluidos del paquete de ayudas propuesto por el gobierno de Trump.

Y la quinta razón es que los medios en inglés dedican menos del 2 % de su espacio a publicar noticias sobre ellos o para ellos.

Para ilustrar la gravedad de la situación de los hispan os en EE.UU. en esta coyuntura, Coronell menciona el caso del hospital Elmhurst, “en la muy hispana zona de Queens en Nueva York, que se ha convertido en el epicentro de la catástrofe de salud pública que estremece a la capital del mundo”.

“Las muertes se cuentan por decenas cada día”, asegura Coronell. “La demanda masiva de atención ha desbordado las capacidades del centro asistencial, cuyos corredores se han llenado de pacientes, algunos muy graves, que esperan tirados en el piso”.