En su discurso, Pompeo fue aún más lejos y pidió a las fuerzas de seguridad de Venezuela que se encarguen de procurar esa protección a Guaidó, cuyo paradero se desconoce desde que este miércoles se autoproclamara gobernante interino de Venezuela.

Cuando Pompeo terminó de hablar, la activista Medea Benjamin, del grupo pacifista ‘Code Pink’, se levantó y sostuvo una pancarta con el lema “OEA, no apoyes un golpe de Estado en Venezuela”, mientras gritaba consignas contra la política de Washington, razón por la que fue desalojada de la sala.

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En un tono menos duro que el usado por EE. UU., otros quince países pidieron en una declaración que se garantice la seguridad de Guaidó y la de los diputados opositores de la Asamblea Nacional.

La declaración, una fórmula poco comprometedora y de gran tradición en la OEA, fue respaldada por 16 de los 34 países que son miembros activos del organismo: Argentina, Bahamas, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, Honduras, Guatemala, Haití, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.

La declaración contó con el inmediato rechazo de una de las representantes de Maduro en la OEA, Asbina Ixchel Marin Sevilla, que fue respaldada durante la sesión por Bolivia y Nicaragua.

“El comunicado que se leyó aquí no es una declaración de la OEA, es un simple panfleto. No se puede engañar a la opinión pública. Es una operación de propaganda que intenta justificar el golpe de Estado”, afirmó la diplomática.