Antes del anuncio, que se hará mañana (viernes) en Oslo, Greta encabeza la lista del sitio de apuestas Ladbrokes, que le brinda chances de pagar 1,5×1.

En una entrevista en agosto con la radio suiza RTS, Thunberg subrayó que si bien este premio sería “un reconocimiento para su movimiento”, ella y sus seguidores no están “haciendo esto para obtener premios y reconocimientos”.

En agosto de 2018, Greta comenzó a sentarse sola frente al parlamento sueco los viernes portando un cartel que rezaba “Huelga escolar por el clima”.

En poco más de un año, ha animado a millones de jóvenes en todo el mundo a participar en manifestaciones con el objetivo de concienciar a la sociedad sobre los efectos del cambio climático.

A fines de septiembre, la joven fue portada de la gran mayoría de los medios de comunicación del mundo cuando criticó a los líderes de todo el orbe durante la cumbre climática de la ONU en Nueva York.

“¿Cómo se atreven? Han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías”, dijo, conteniendo las lágrimas. Pero, ¿es suficiente su apasionado llamado de atención para ganar el premio Nobel?

“¡Extremadamente improbable!”, señaló a la AFP Henrik Urdal, director del Instituto de Investigación sobre la Paz de Oslo (PRIO), citando dos motivos para su escepticismo.

Urdal argumenta que todavía no ha sido establecido científicamente el vínculo entre cambio climático y conflictos armados, y que a su joven edad el premio podría convertirse más en una carga que en una recompensa.

La única manera en que creo que eso pueda suceder es que reciba el premio compartido, como lo hizo Malala“, indicó Urdal, haciendo referencia a la adolescente paquistaní Malala Yusafzai, quien recibió el premio en 2014 –con 17 años–, junto a la activista por la defensa de los derechos de los niños indios Kailash Satyarthi.

“Por supuesto, ella es ahora una estrella internacional, en conflicto con Donald Trump, y centró los focos en la investigación sobre el cambio climático mejor que nadie“, señaló el historiador noruego Asle Sveen.

Tiene en su contra que apenas tiene 16 años”, continuó, añadiendo que quedaría “muy sorprendido” si Thunberg obtiene el premio.

Sin embargo, Dan Smith, director del Instituto Internacional de Investigación sobre la Paz de Estocolmo (SIPRI), piensa que Greta Thunberg debe ser considerada una “candidata seria”.

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“Primero de todo, pienso que lo que ha hecho durante el año pasado es algo extraordinario. Creo que el cambio climático es un asunto estrechamente vinculado a la seguridad y la paz“, indicó Smith a la AFP.

Varios expertos creen que otro candidato con muchas más probabilidades de ganar el Nobel de Paz sería el primer ministro etíope, Abiy Ahmed, artífice de la paz con el gran enemigo histórico, Eritrea.

Abiy Ahmed sería un buen candidato, ya que su gestión ha tenido efectos que llevaron la paz al país y a la región”, según Peter Wallensteen, profesor de investigación sobre Paz y Conflictos en la universidad sueca de Uppsala.

Otros nombre vinculado a la lucha por el medioambiente es el del
indígena brasileño Raoni Metuktire, figura emblemática contra la deforestación en la Amazonía y referente del pueblo Kayapo.

Predecir el ganador es siempre un desafío, puesto que el Comité Nobel noruego nunca revela la identidad de los nominados. Lo único que se sabe es que un total de 301 personas y organizaciones están nominadas para este año.

Expertos también sugieren que este comité de cinco miembros podría centrarse en la libertad de expresión e información, en tiempos que se encuentran bajo presión tanto en regímenes autoritarios, como en las propias democracias.

En la era de las ‘fake news’ y con un exceso de información (…) la falta de transparencia y responsabilidad en muchos procesos políticos, espero que el comité tome este asunto muy en serio y lo considere“, señaló Urdal.

Las ONG de prensa, como Reporteros sin Fronteras (RSF), o el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) podrían ser eventuales ganadores.

En tanto la crisis migratoria continúa en el centro de la agenda política, la agencia de la ONU para los refugiados, ACNUR, y su alto comisionado, Filippo Grandi, así como la organización humanitaria SOS Mediterranée, también son vistos como serios candidatos.

Considerado como una posibilidad muy remota, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha sido mencionado para recibir el lauro por sus esfuerzos para reparar viejas heridas con el líder norcoreano Kim Jong Un.