France 24 la componen cuatro cadenas mundiales de información continua (en francés, árabe, inglés y español), que emiten las 24/7 en 355 millones de hogares en los 5 continentes. France 24 cuenta con 61,2 millones de telespectadores semanales (medición realizada en 67 países de los 183 en los que se emite al menos una de las cadenas) y es el primer ca...
En Fukushima todo luce nuevo, como si la prefectura hubiese surgido hace apenas seis años. La sombra del desastre del 11 de marzo de 2011 permanece y el silencio de las ciudades poco pobladas caracterizan la región.
Han pasado 14 años desde el terremoto y posterior tsunami que provocaron el accidente nuclear. Ese día más de 160.000 personas abandonaron sus hogares y 25.000 personas aún siguen desaparecidas.
Más allá de los daños materiales, existe una herida profunda en la confianza de Japón hacia la energía nuclear. Aún así, la empresa TEPCO podría reiniciar la operación de una de sus plantas. El gobernador de Niigata expresó su apoyo a la reactivación parcial de la central nuclear Kashiwazaki-Kariwa.
Su respaldo permite avanzar en el proceso para reiniciar los reactores 6 y 7, aunque la decisión final depende de la asamblea de la prefectura.
En caso de ser aprobada, la central podría retomar operaciones a partir de 2026, lo que marcaría el primer reinicio de un reactor de TEPCO desde el accidente de 2011.
A pesar de que el ggobierno de Fukushima busca nuevas formas de energía, la posible reactivación dejaría más dudas que certezas en la comunidad japonesa.
Controversia en el mar
Desde agosto de 2023, Japón descarga al mar el agua tratada almacenada en la central de Fukushima Daiichi. Este líquido pasa por el sistema ALPS, que remueve la mayoría de los radionúclidos y deja únicamente tritio en niveles considerados seguros, según estándares nacionales e internacionales.
El proceso se ejecuta por fases e incluye monitoreo diario del entorno marino, además de inspecciones constantes para garantizar que cada etapa cumpla con los parámetros establecidos. Las autoridades sostienen que esta supervisión continua es clave para responder a las inquietudes de la población y aliados comerciales.
Leer tambiénFukushima 14 años después del desastre nuclear: flexibilizan restricciones de acceso
Según TEPCO, el vertido más reciente se realizó entre el 30 de octubre y el 17 de noviembre sin registrar fallas operativas. La empresa reporta que los niveles de tritio medidos en el mar se mantuvieron muy por debajo de los límites fijados, aunque la descarga sigue generando preocupación y debate internacional.
De profesor a sobreviviente
Jun Izumita, de 66 años, es sobreviviente del terremoto y desastre nuclear de Fukushima. Recuerda que más de dos millones de personas vivían en la ciudad de Naminoue, hoy apenas unas 200 personas residen y unas 20 empresas empezaron a operar en la zona.
“El terremoto fue tan fuerte que tuvimos que agarrarnos de las columnas solo para mantenernos de pie. El temblor duró más de tres minutos. Luego del desastre se encontraron grandes grietas en la escuela que trabajaba”, explica Izumita a France 24.
Cada dos meses visita el Museo Conmemorativo del Gran Terremoto y Desastre Nuclear para contar su experiencia. Aún lamenta que no pudo ayudar a todos sus alumnos y que solo quienes alcanzaron zonas altas lograron salvarse.
“Nosotros, los residentes del pueblo de Kanda, fuimos evacuados a la prefectura de Saitama, a unos 400 kilómetros. Los gimnasios y otros refugios estaban tan llenos que no había espacio ni para dar un paso. Estas evacuaciones continuaron por muchos años”, indica el profesor.
Para los niños fue difícil empezar de nuevo. Muchos lloraban en el lugar de evacuación en Saitama. La población de la ciudad de Futaba fue completamente reubicada hasta este poblado cercano a Tokio y durante años tuvieron que adaptarse a este complejo entorno de incertidumbre.
“En 2012 estaba en Saitama con los niños evacuados y vivíamos en el centro. Algunos niños se volvieron muy sensibles al ruido por la ansiedad que les generaba la tragedia. Era difícil lograr acercarse a ellos como profesor y que se sintieran seguros”, afirma Izumita.
Muchos de los niños evacuados de Futaba recibieron educación y apoyo, pero algunos admitían que extrañaban su hogar, juguetes y vida entre las conversaciones. Aún en 2025, algunas de las casas son de acceso restringido por la contaminación que produjo la radiación, y por ello, los trabajos de descontaminación continúan en Fukushima.
Emprender bajo la sombra de la radiación
La bodega Tomioka se inauguró en 2016. Su fundador, Shubun Endo, decidió viajar a Chernóbil para entender los efectos de la radiación y evaluar si era viable producir vino en la zona.
“Antes del desastre, 60.000 personas vivían en Tomioka. Luego de la tragedia, los residentes fueron evacuados y la comunidad estuvo afectada por 6 años mínimo. Nací en Tomioka. Estuve acá hasta que fui a la universidad”, dice Endo a France 24.
Endo regresó a su ciudad a sus 35 años con ganas de reconstruir su lugar natal, afectado por el desastre nuclear. Para el fundador, Tomioka era un lugar famoso por las uvas y por ello decidió emprender.
“Nací aquí y quería vivir acá. Es un lugar con un clima ideal. No hace mucho frío y el verano no es tan caluroso como en Tokio. Esa es la memoria que tenía de mi ciudad, pero regresar acá después del desastre fue difícil. Trataba de refugiarme en las buenas memorias de mi infancia para resistir”, especifica el CEO.
Leer tambiénFukushima, un proyecto de descontaminación sin fin
En 2016 no había residentes en Tomioka. Sus 10 trabajadores viajaban cada día para llegar al viñero. Endo afirma que nadie creía en su idea. Para la mayoría de sus amigos, era difícil creer que las uvas o el vino se podían producir en un lugar contaminado y a 300 metros del mar.
“En Chernóbil me dijeron que el riesgo a que el vino o las uvas se contaminaran era cero”, enfatiza Endo.
Tomioka produce 10.000 botellas de vino al año y resaltan que lo más difícil es construir comunidad en un lugar apenas habitado. A su alrededor tiene un par de casas y una estación de metro.
Kiwi de Fukushima
Takuya Haraguchi, un joven ingeniero de 23 años, decidió en 2022 aprovechar los subsidios del gobierno de Fukushima para fundar su finca de kiwi, llamada ReFruits.
“Soy ingeniero y siempre he estado interesado en la agricultura. Japón tiene grandes problemas porque la edad promedio de la mayoría de los agricultores supera los 70 años. En el futuro no habrá personas que conozcan la tierra japonesa”, explica Takuya a France 24.
El emprendedor sostiene que la cosecha de kiwi demora tres años y que es importante para el país que los jóvenes se interesen en la tierra.
“Fukushima era famosa por el kiwi. Después del desastre, el número de agricultores pasó a ser cero”, precisa Takuya.
A pesar de su entusiasmo, el joven admite que tuvo que realizar una ardua investigación para tomar la decisión de emprender en Fukushima. El área de la finca estuvo contaminada y luego de un arduo proceso de descontaminación, ya se puede habitar o trabajar.
“Tenemos que usar neutralizadores para mejorar la calidad de la cosecha. También examinamos cuidadosamente el kiwi por la preocupación que existe a la radiación. Queremos crecer y expandirnos para que las personas sepan que tenemos frutas buenas y que no hay nada que temer”, destaca Takuya.
Refruits distribuye en algunas tiendas en Tokio y el área de Tohoku, pero su plan es llegar a otras ciudades y disminuir el temor a consumir productos de la prefectura de Fukushima. También apoyarse en las redes sociales para crecer cuando la próxima cosecha esté lista.
En una prefectura donde el temor aún persiste, sus habitantes —con el apoyo del gobierno local— trabajan para dejar atrás la sombra de la radiación y convertir a Fukushima en un espacio de inspiración e innovación.
La apuesta se centra en la reconstrucción, el desarrollo comunitario y la búsqueda de energías alternativas, como el biogás o el hidrógeno, para avanzar hacia un futuro más seguro y sostenible.
* Pulzo.com se escribe con Z
LO ÚLTIMO