Dice la revista Semana que en la penúltima camioneta que acompañaba el convoy estaban “el teniente coronel (r) Carlos Giovanni Guerrero Torres, junto a los exmilitares colombianos Edwin Enrique Blanquicet, Enalber Vargas Gómez y John Jairo Suárez Alegría”, quienes debían apoyar a los mercenarios que habrían de dar muerte al mandatario haitiano.

De acuerdo con investigaciones del medio, el exmilitar Carlos Giovanni Guerrero confesó que el grupo de mercenarios había acordado que solo matarían al presidente Moise, en contraste con un plan inicial, que era matar a todo el que se encontrara en la residencia del mandatario, en Haití.

Adicionalmente, el objetivo del convoy de camionetas llenas de exmilitares colombianos era resguardar a los mercenarios una vez cometieran el crimen, y en ningún momento al presidente, señala la publicación.

El exsoldado Guerrero dijo que recibieron órdenes del estadounidense James Solages y el haitiano Vincent Joseph, además de los colombianos Duberney Capador y Germán Rivera y que él y los demás mercenarios fueron contratados por la empresa de seguridad CTU.

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Semana señala que el exmilitar Guerrero dijo que no estaba de acuerdo con el plan inicial de asesinar a todo aquel que estuviera en la residencia presidencial.

Guerrero inculpó a los fallecidos Mauricio Javier Romero y Duberney Capador Giraldo y al prófugo Mario Palacios Palacios de ingresar a la habiotación de Jovenel Moise para asesinarlo, mientras que Guerrero solo habría llegado hasta la cocina de la casa.

Esa versión del exsoldado detenido en Haití le da la razón a la hipótesis del presidente Iván Duque, que asegura que hay evidencia que condena a los exmilitares colombianos en el magnicidio de Jovenal Moise, en ese momento presidente de Haití.