George Floyd no solo serán las palabras que marquen la losa de la tumba de quien se recuerda hoy por la suplicante expresión “No puedo respirar”, bajo la asfixiante rodilla de Chauvin. También empezarán a ser, como los nombres de otros, símbolo de la tragedia racista que hunde sus raíces en la historia misma de Estados Unidos.

De hecho, el nombre de Floyd ha sido coreado en múltiples manifestaciones de protesta desde que fue asesinado el pasado 25 de mayo, y retumba aún más desde este jueves, cuando recibió en Mineápolis el primero de tres funerales con que será despedido. Su cuerpo viajará luego a Raeford, Carolina del Norte, donde nació hace 46 años, para un velatorio público y un funeral familiar privado este sábado. El lunes se le hará otro funeral en Houston, donde Floyd pasó buena parte de su vida, y en donde será enterrado.

El apellido Chauvin, en cambio, empieza a recorrer el escabroso camino judicial de un proceso que promete ser de esos que acaparan la atención de la opinión pública. La semana pasada fue acusado de homicidio involuntario, pero será procesado además por homicidio sin premeditación, un cargo que se sumó a los existentes y que conlleva penas más severas.

Grecia ardió con muerte de George Floyd.

Artículo relacionado

[Video] Malestar por asesinato de George Floyd llega a Grecia; atacan embajada de EE. UU.

El gobernador de Minnesota, Tim Walz, dijo después del endurecimiento de los cargos contra Chauvin que había que “volver a la cuestión que nos ocupa: el racismo sistémico y la falta de responsabilidad” que condujo a la muerte de Floyd. “Esta es probablemente nuestra última oportunidad, como Estado y como nación, de arreglar este problema”.

Es precisamente en ese contexto en el que hay quienes han encontrado la sombría carga que lleva el apellido del policía Chauvin. Se trata del mismo del patriota francés Nicolas Chauvin, que en la Francia del siglo XIX dio origen al término chauvinismo, o patrioterismo. Otro indicio llega hasta una comedia de 1831 (‘La escarapela tricolor’) en la que un actor, también de nombre Chauvin, personifica un patriotismo exagerado.

El término ha sufrido una metamorfosis hasta convertirse hoy en ‘chovinismo’, como lo registra el diccionario de la RAE, con la definición de “Exaltación desmesurada de lo nacional frente a lo extranjero”.

Pero esa metamorfosis del concepto también ha ampliado el ámbito de su cobertura significativa, superando la básica que evoca la idea de regionalismo, e involucrando desde la creencia narcisista de que lo propio del país o región a la que se pertenece es mejor o superior a lo de los demás, hasta manifestaciones de exacerbación del racismo, como en la que se viene inscribiendo la muerte de Floyd a manos (o, para ser más precisos, bajo la rodilla) del hoy expolicía Chauvin.

Rafael Rojas, en un análisis publicado en La Razón, de México, resume estas ideas así: “Desde las primeras reacciones al crimen [de Floyd], perpetrado por un policía con el mismo apellido de quien en la Francia del siglo XIX dio nombre al chovinismo, el racismo se hizo patente por medio de una de sus caras más conocidas y sofisticadas: la negación de sí mismo. Medios afines al trumpismo y el Partido Republicano sostuvieron que Floyd había sido arrestado por violar la ley, no por el color de su piel, o que su muerte había sido provocada por su mala condición física”.

Donald Trump

Artículo relacionado

"Fue fácil, como cuchillo en mantequilla": Trump, sobre despliegue militar en Minnesota

También Cornel West, profesor de las universidades de Harvard y de Princeton, inscribió el asesinato de Floyd y las subsiguientes protestas en el marco del racismo, la supremacía blanca, el “neofascismo” de Donald Trump y del “criminal sistema de justicia que brutaliza repetidamente a los pobres y las personas de color”.

“La ideología de la supremacía blanca estará presente por mucho, mucho, mucho, mucho tiempo. No podemos sorprendernos si esto vuelve a suceder”, dijo en entrevista con CNN, después de asegurar que la represión a los manifestantes es “un linchamiento al más alto nivel. Nadie puede negarlo”.

Rojas incluye a Floyd en la lista de otros ciudadanos negros asesinados por la policía, como Travyon Martin, Eric Garner, Michael Brown, Laquan McDonald, Tamir Rice, Walter Scott, Freddie Gray, Sandra Bland, en lo que califica como un “patrón criminal” que es “negado por un segmento hegemónico de los medios de comunicación y las redes”, y esto, a su vez, “saca a las calles el enojo justificado de los afroamericanos”.

Así, queda claro que los nombres de Floyd y Chauvin empiezan a recorrer trayectorias diferentes. El hombre asesinado, para muchos, comienza a hacer tránsito para convertirse en mártir del racismo y víctima de la supremacía blanca. Chauvin, en cambio, mantendrá el estigma que carga su apellido y deberá soportar las fuertes tensiones de un juicio en el que no solo presionarán los preceptos de la justicia, sino los intereses de la política en un país que da muestras de no haber superado su pasado.