
El sector floricultor colombiano, reconocido mundialmente y de gran importancia para la economía nacional con exportaciones anuales que sobrepasan los 2.000 millones de dólares, enfrenta un nuevo escollo. La imposición de un arancel del 10 % por parte del gobierno de Donald Trump a casi todas las importaciones hacia Estados Unidos, su principal mercado, conforma un nuevo reto, según informó revista Semana.
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Esta medida forma parte de una política proteccionista que anhela fortalecer la industria local estadounidense, pero que amenaza notablemente las relaciones comerciales con aliados como Colombia. No obstante, el sector floral colombiano ha reaccionado con valentía y efectividad. “A pesar del arancel, el sector ha reaccionado con resiliencia, mejorando calidad, eficiencia y logística”, afirmó María Claudia Lacouture, presidenta ejecutiva de la Cámara Colombo Americana (AmCham) en declaraciones recogidas por la citada revista.
Sin embargo, es necesario reconocer que la situación es delicada. Alrededor del 75 % de la producción floral colombiana se destina a Estados Unidos, principalmente claveles, rosas y crisantemos. En 2024, las exportaciones a ese país superaron los 1.560 millones de dólares y aunque las exportaciones de flores tuvieron una caída del 36 % durante abril y mayo de 2025, este descenso es similar al registrado en años anteriores, de acuerdo con el impreso.




Pero el arancel no solo representa un problema económico. En efecto, afecta la estabilidad laboral de miles de familias colombianas. La industria floricultora nacional produce aproximadamente 200.000 empleos, y hasta 20.000 posiciones temporales más durante eventos especiales como San Valentín, según el informe periodístico.
Para enfrentar este desafío, Colombia presenta ventajas logísticas que la mantienen competitiva en el mercado. Con flores que llegan a Estados Unidos en 24 a 48 horas, el país suramericano garantiza frescura y calidad en sus productos, aspectos decisivos para mantener su reconocimiento internacional, de acuerdo con el citado medio.
A pesar de esta coyuntura, hay probabilidades de que se impongan barreras adicionales a partir del primero de agosto de 2025, según cifras de AmCham. Ante esta situación, el Gobierno colombiano presentó el 16 de julio de 2025 una solicitud de negociación a la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos (USTR), buscando proteger sectores sensibles como el floricultor, como se mencionó en el medio de comunicación.
“Si bien las exportaciones de flores cayeron 36 % entre abril y mayo de 2025 (de 192,5 a 122,6 millones de dólares), esta reducción es estacional y comparable con años anteriores. En 2024, la caída en el mismo periodo fue del 23 %. Además, en abril —cuando comenzó el arancel— las exportaciones crecieron 123 % respecto a marzo, por la alta demanda de primavera. Comparativamente, Ecuador (-19 %), Canadá (-10 %) y Países Bajos (-12 %) también registraron caídas. Solo México creció (+5 %) gracias a su acceso libre vía TMEC”, indicó Lacouture en dicha entrevista.
No obstante, la tensión comercial no solo amenaza la economía rural colombiana, sino la estabilidad laboral de miles de familias. En estas condiciones, es esencial desarrollar estrategias diplomáticas efectivas para detener o reducir las barreras impuestas por Estados Unidos, manteniendo así el liderazgo del sector floricultor colombiano, según la cadena periodística.
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