Desde que las fuerzas armadas estadounidenses detectaron un objeto que estaba sobrevolando su territorio comenzaron a ejecutar diferentes operaciones que permitieran derribar extraños cuerpos que estuvieran en el aire.

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De hecho, la Casa Blanca reconoció este martes que tres “objetos” fueron derribados el 10, 11 y 12 de febrero en el norte de Estados Unidos y en Canadá, por orden del presidente Joe Biden. Aunque no se dieron mayores detalles, se dijo que quizás eran globos con funciones comerciales o científicas “inofensivas”.

Todo comenzó el pasado 4 de febrero cuando fue derribado un globo chino, que según el gobierno estaba dotado de capacidades de espionaje. Días después, y considerando que la seguridad del transporte aéreo civil estaba comprometida, fueron enviados aviones de combate: el viernes y el sábado el Ejército optó por un caza F-22, uno de los más sofisticados, y el domingo por el modelo F-16, menos avanzado.

Estados Unidos erró disparo y le saldrá bien caro

El domingo sobre el lago Hurón, en el norte de Estados Unidos, un avión falló su primer disparo y fue el segundo misil el que finalmente destruyó el objeto volador.

“Sabemos que el primer misil disparado el domingo no dio en el blanco, y nos han informado que cayó en el lago Hurón”, dijo el portavoz del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Kirby.

Pero dicho fallo le representa un alto costo al gobierno, pues en este caso un misil de tipo AIM-9X Sidewinder (el que fue utilizado) tiene un valor unitario de unos 400.000 dólares, es decir un poco más de 1.900 millones de pesos.

Y es que si las operaciones de destrucción fueron costosas, también lo será la recuperación de los restos, todos en zonas de difícil acceso, como por ejemplo las superficies heladas de Alaska o en áreas remotas e inhóspitas del Yukón canadiense.