Teniendo como objetivo la marcha de protesta programada para este lunes 15 de noviembre en Cuba, sobre la cual todo el mundo tiene puestos los ojos, la enfermera Welsy Cruz decidió grabar un revelador y estremecedor video, de poco más de media hora, en el que muestra la miseria de los habitantes del barrio donde ella vive en Holguín, capital de la provincia de Cuba que tiene el mismo nombre.

De la pieza audiovisual, no solo las imágenes resultan sobrecogedoras. La decisión de la mujer de hablarles sin pelos en la lengua al presidente cubano Miguel Díaz-Canel y a Gerardo Hernández, considerado héroe nacional por haber estado preso en Estados Unidos por espionaje, muestra que amplios sectores de la población de la isla están agotados con la situación.

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La enfermera camina por las intransitables calles de su barrio y muestra viviendas con personas que padecen de pobreza extrema. Pero, además, pese a que reconoce que no es periodista, logra construir un relato que dibuja lo que debe ser la Cuba de hoy, 62 años después de que triunfara la Revolución que encabezó Fidel Castro.

“Gerardo, Díaz-Canel, miren las calles. Miren. Esta es la hora de la revolución. En 62 años. Esto es obra de revolución. ¿De qué obra estás tú hablando? ¿De qué obra de la revolución están hablando ustedes? ¿Cuál es la obra de la revolución en 62 años? Miren estas calles, miren qué cosa más bella”, empieza diciendo Cruz en su reveladora caminata.

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“En esta casa viven cuatro niños. Miren las condiciones”, dice, y entra a una paupérrima vivienda, en donde pregunta a la mamá de los menores: “¿A ti qué te dijeron que a las madres con más de cuatro hijos les iban a dar una vivienda? ¿De qué tú estás hablando? ¿Esto es continuidad?”, agrega, preguntándole al gobernante y haciendo alusión a cuando Díaz-Canel, en un país sin Internet, lanzó una cuenta de Twitter y, desde ese momento, una de sus etiquetas favoritas ha sido #SomosContinuidad.

“¿Esta es la verdadera continuidad? Ahí tienen. Miren, esto es continuidad”, dice la enfermera en su recorrido. “Esto es revolución y continuidad… continuidad a pobreza, continuidad a hambre… ¿continuidad de qué? Esta continuidad no la queremos nosotros”.

Asegura que hizo el video para “mostrarles un poquito nada más a Díaz-Canel, a Gerardo”, y pasa por otra vivienda de la que comenta: “Ahí viven personas que tienen que recoger botellitas para sobrevivir, en los basureros, para mantener y sostener a sus niños en muy pésimas condiciones, que no tiene divisas, que no les entran divisas. Esto es lo que ustedes dan: miseria. Eso es lo que ustedes nos han dado en 62 años”.

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“Hay que ser cínico, caballero. Vamos a levantarnos. Nadie puede contra un pueblo de pie”, agrega, citando a José Martí. Por favor, tengamos dignidad, principios. Uno no puede tener doble moral en la vida”. Y en voz alta: “¡No se cambien por un kilo de pollo ni por una bolsita de aceite! ¡A nosotros nos esperan cosas mejores! ¡Este 15 de noviembre tenemos que cambiar! ¿Y quién lo puede cambias? Nosotros, el pueblo”.

Luego, como si fuera una pregonera, pasa a hablar de Estados Unidos. “¿De qué injerencia hablan Gerardo y Díaz-Canel? De que los Estados Unidos… Mira, ni de qué bloqueo. El bloqueo nos lo tienen ustedes. Nos lo tiene usted, Díaz-Canel; nos lo tiene usted, Raúl Castro. Ustedes están defendiendo las fincas de ellos, las riquezas de ellos [quizá en alusión a los Castro]. Y nosotros pasando hambre, pasando necesidad. ¿Cuántas personas se han muerto por la COVID? ¡Ohhh [Cuba], la gran potencia médica!”.

Sobre los cubanos en Estados Unidos

Mira, a mí no me vengan a hablar de potencia médica, cuando no hay medicina ni hay nada. Y las cosas donadas nos las han vendido. Las ropas que envían, ropas de ‘trapishopy’, son ropas ganadas, de uso, y nos la vende el Estado. Medicamentos de donación, también nos los venden. No nos los regalan. ¿Entonces, de qué mierda están hablando?”, espeta la airada enfermera.

Gerardo, [dizque] un héroe de la república de Cuba. ¡Mijo, qué héroe! Héroe sería si te pusieras del lado del pueblo. En Cuba no hay más que pobreza”, recalca y pasa a hablar de los exiliados. “Este país está siendo sostenido por esos que ustedes llamas ‘gusanos’ [los cubanos que salieron de la isla y están en EE.UU.], que se han tenido que ir arriesgando su vida, que ustedes los han separado de sus familias, y ellos son los que nos sostienen a nosotros, son los que sostienen a este país con sus remesas y sus recargas”.

“¡Qué Estados Unidos! Son ellos, son nuestros hermanos cubanos, son nuestras familias que se han tenido que ir del país y muchos no han podido entrar ni ver más a su familia, y desde allá ayudan económicamente a su familia, porque sienten el dolor de nosotros”, continúa la enfermara sin arredrarse, y, aunque, ella no lo hace, es fácil evocar lo que está pasando hoy en otros países latinoamericanos.

Los teléfonos celulares los venden “jodidos”

Después hace un giro y pasa a hablar de las dificultades en la telefonía y en la intrusiva forma en que el Estado la controla. “Un teléfono móvil en Etecsa [Empresa de Telecomunicaciones de Cuba] vale 355, 375 dólares, y Etecsa, cuando te lo vende, ya te lo vende jodido, porque todo lo que tú hablas no es privado, no es nada privado. Todo lo que tú hablas ellos lo saben. Con las líneas es igual: te roban el saldo, te roban el bono. ¿Entonces?”.

“¡Pónganse de lado del pueblo! ¡Pónganse de lado del pueblo! Y no se pongan a estar cuidando…”, dice, pero cambia de foco y se refiere a otro aspecto sensible en la isla: el consumo de carne de res. “Mira, Díaz-Canel está rojo; mírenle la cara, rojo de comer tanta carne de res. Que nos cojan a nosotros con una libra de carne de res para que tú veas si no nos meten 20 años [de cárcel] por las costillas”.

Por eso, insiste con firmeza y convicción: “Nosotros vamos a salir. Nosotros hemos pedido una marcha pacífica. Ustedes han inculcado el miedo, el terrorismo sicológico a la población. Todo el pueblo sabe lo que son ustedes. Que muchos tengan miedo por el terrorismo sicológico que ustedes le han metido al pueblo después de hambre, después de tantas muertes que ha habido, también es un terrorismo sicológico”.

“Este es el momento, cubano, de tú alzar tu voz, de tú salir y decir: ‘Queremos libertad’”, invita la enfermera. “Nosotros, sin agredir a nadie, con civismo, vamos por nuestra libertad; queremos libertad. Y estar ahí, mantenernos ahí en las calles. Que sean ellos los que nos repriman. Que el mundo vea. Voy a salir con mi uniforme blanco, con mis hijos de la mano. Voy a salir a pedir libertad para los presos políticos, democracia”.