De acuerdo con una investigación publicada en el Journal of Archaeological Science: Reports, un húmero antiguo recuperado en la cueva de Erralla, en el País Vasco (España), es el resto más antiguo de perro domesticado que se ha encontrado en Europa. Con un pasado que data entre los 17.410 y los 17.096 años, estaría desbancando a los anteriores hallazgos de huesos en Alemania, cuya antigüedad se estima entre 15.114 y 14.237 años.

Los restos se extrajeron del nivel inferior del yacimiento y se piensa que son de la época en la que las culturas Magdalenienses del Paleolítico Superior y el Mesolítico campaban por Europa occidental, hace 17.000 años, lo que demostraría que los huesos recién descubiertos son algunos de los más antiguos.

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Los investigadores utilizaron varios métodos para evaluar los huesos y averiguar a qué especie pertenecían. Una de las técnicas fue la datación por radiocarbono, que utiliza el carbono 14, una forma natural y radiactiva de carbono. Al descomponerse con el tiempo, pueden datar los objetos comprobando cuánto ha cambiado la relación entre el carbono 14 y el carbono no radiactivo.

Posteriormente, detallaron las características genéticas y morfológicas del húmero para intentar averiguar si se trataba de un perro o de un lobo, algo difícil de determinar, ya que la domesticación de los perros supuso un periodo de transición entre ambos.

“Nuestros resultados confirman la identificación de este espécimen como Canis lupus familiaris”, señalaron los autores del estudio, a la vez que afirmaron que el espécimen es uno de los primeros perros domesticados en Europa.

Todo apunta a que esta especie vivió hace unos 22.000 años, durante un período de clima frío que coincidió con el Último Máximo Glacial. El presente estudio vuelve a abrir el debate sobre el momento exacto en que los humanos y los cánidos se asociaron, al menos en Europa, ya que apuntan a una época anterior a la que se creía era la aparición de los perros domésticos.

“Estos resultados plantean la posibilidad de que la domesticación del lobo se produjera antes de lo propuesto hasta ahora, al menos en el oeste de Europa, donde la interacción de los cazadores-recolectores del Paleolítico con especies silvestres, como el lobo, pudo verse potenciada en zonas de refugio glaciar (como el Franco-Cantábrico) durante este periodo de crisis climática”, manifestó en un comunicado Conchi de la Rúa, coautora del estudio y jefa del grupo de Biología Evolutiva Humana de la Universidad del País Vasco.