
Una dolorosa búsqueda llegó a su fin en la ciudad de Puerto Aysén, Chile, con el descubrimiento del cuerpo sin vida de Jennifer Torres, una colombiana de 37 años que había desaparecido misteriosamente tras un año de residencia en este país sudamericano.
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Jennifer, originaria de Soacha, Cundinamarca, fue reportada como desaparecida por su familia el pasado 15 de diciembre, después de que su madre, Yolanda Hernández, perdiera contacto con ella tras una llamada telefónica. “Yo le rogué para que no se fuera, pero ella quería buscar nuevas oportunidades”, compartió desconsolada la señora Hernández en una entrevista con Citytv.
El contacto final entre madre e hija ocurrió mientras Yolanda estaba en un centro comercial. “Me llamó, pero estaba ocupada; le dije que le devolvería la llamada al llegar a casa, cosa que nunca pude hacer”, contó la madre sumida en la angustia.
El cuerpo de Jennifer fue encontrado el 23 de diciembre cerca del puente Dun en Puerto Aysén, una localidad conocida por su cercanía al río Aysén. Ese mismo río es donde Jennifer pasó sus últimos momentos, según relatan familiares y amigos. El grupo con el que Jennifer compartía aquel día, relató a medios locales que, tras zambullirse en el río, la corriente la arrastró rápidamente sin que pudieran hacer nada para salvarla.
Qué se sabe de las causas de muerte de la colombiana en Chile
La confirmación del hallazgo fue reportada por Radio 45 Sur, un medio local chileno que citó al fiscal jefe de Aysén, Pedro Poblete Viejo. El funcionario indicó que el cuerpo encontrado “preliminarmente correspondería a la persona desaparecida” y que se harían las pericias tanatológicas respectivas para confirmar la identidad y las causas de la muerte.
“Falta determinar si hubo responsabilidad de terceros en este lamentable suceso”, añadió Poblete, dejando abierta la investigación para esclarecer completamente el caso. Tras confirmarse la identidad de Jennifer y la triste noticia de su partida, la familia Torres ha solicitado la colaboración tanto de las autoridades chilenas como de la comunidad colombiana para poder repatriar el cuerpo a Colombia.




“Los costos son muy elevados y deseamos que Jennifer pueda descansar finalmente en su tierra”, declararon sus familiares en un comunicado que busca despertar la solidaridad y apoyo en este doloroso proceso. Los allegados también han pedido celeridad y transparencia en la investigación para determinar si la muerte de Jennifer fue un trágico accidente o si hubo otros factores involucrados.
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