Estados Unidos se prepara para reabrir este lunes sus fronteras terrestres y aéreas a los viajeros vacunados contra el COVID-19, poniendo fin a 20 meses de restricciones particularmente duras criticadas por Europa o por sus vecinos México y Canadá.

Familias separadas, relaciones comerciales interrumpidas, ambiciones profesionales frustradas: la “prohibición de viajar” impuesta por el entonces presidente de Estados Unidos Donald Trump a principios de 2020, luego confirmada por su sucesor Joe Biden, se ha convertido en emblemática de los trastornos provocados por la pandemia.

Para protegerse de los países más afectados por el COVID-19, Trump impuso rápidamente restricciones a los viajes desde China en febrero de 2020. Luego, el 13 de marzo, fue el turno de los países de Europa pertenecientes al espacio Schengen. Gran Bretaña e Irlanda siguieron unos días más tarde, mientras que las fronteras terrestres ya estaban en gran medida cerradas con México y Canadá.

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Desde el verano boreal pasado era posible viajar de Estados Unidos a Europa, pero los extranjeros que se establecieron en Estados Unidos y poseían ciertas visas no tenían garantía de poder regresar a casa. Para hacer frente al previsible aumento de la demanda, las aerolíneas han incrementado el número de los vuelos transatlánticos y el tamaño de los aviones.

El levantamiento de las restricciones también representa un soplo de aire fresco para un sector aéreo sumido en la crisis por la pandemia. Así mismo, a lo largo de la inmensa frontera mexicana, numerosas ciudades estadounidenses, en Texas o en California, han sufrido un fuerte impacto económico y están esperando ansiosamente el regreso a la normalidad.

Los ricos jubilados canadienses, por ejemplo, podrán ahora, sin temor, en el momento de la primera helada, emprender su trashumancia anual en automóvil hacia Florida y sus delicias climáticas.

Vacunación contra coronavirus y test

Más de treinta países estarán incluidos en el levantamiento de esta “prohibición de viajar”. Pero la entrada no será completamente libre y las autoridades estadounidenses pretenden seguir de cerca el estado de vacunación de los viajeros, al tiempo que continuarán exigiendo pruebas negativas de coronavirus.

Para los viajeros que lleguen por vía aérea, Estados Unidos solicitará a partir del lunes, además del certificado de vacunación y una prueba negativa, el establecimiento por parte de las aerolíneas de un sistema de seguimiento de contactos.

Los esquemas de vacunación deben estar completos y su vigencia no debe ser superior a 14 días después de la segunda dosis. Las pruebas negativas no deben ser superiores a los tres días (anteriores al día de la salida hacia EE.UU.).

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Para la ruta terrestre, las restricciones se levantarán en dos etapas. A partir del lunes, las personas que lleguen al país por motivos considerados no imprescindibles, por ejemplo, familiares o turísticos, podrán cruzar la frontera de Canadá o México siempre que estén vacunadas.

Quienes lo hagan por razones imperiosas, por ejemplo, los conductores de camiones, estarán exentos de ese requisito. Pero, a partir de enero, la obligación de vacunación se aplicará a todos los visitantes que crucen las fronteras terrestres, independientemente del motivo de su viaje.

Las autoridades sanitarias estadounidenses también han indicado que se aceptarían todas las vacunas aprobadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Por el momento, según el procedimiento de emergencia establecido por la OMS, se trata de las vacunas AstraZeneca, Johnson & Johnson, Moderna, Pfizer/BioNTech, la india Covaxin, y las chinas Sinopharm y Sinovac.

Pero mientras se abren para unos, las fronteras se cerrarán de hecho para muchos latinoamericanos con menos acceso a la vacuna en sus países y que hasta ahora viajaban como turistas a Estados Unidos para inmunizarse, así como para los que han recibido vacunas que no han sido aprobadas por la OMS.

Así, quedan sin poder ingresar a Estados Unidos, de momento, los inmunizados con la vacuna rusa Sputnik V y la china CanSino, que fueron aplicadas en muchos países latinoamericanos, incluidos Argentina y México.

Largas filas en México para ingresar a EE.UU.

Autoridades y residentes de ciudades fronterizas mexicanas anticiparon este domingo que habrá largas filas cuando la frontera entre México y Estados Unidos sea reabierta a viajes no esenciales. El gobierno de Ciudad Juárez, en donde viven 1,5 millones de personas, desplegará un operativo especial para dirigir el tráfico hacia Estados Unidos.

Habrá baños portátiles instalados en los tres puentes ya que se estiman tiempos de espera de hasta cuatro horas según autoridades de Estados Unidos, por lo que se pide a los conductores tener paciencia”, dijo el director local de seguridad vial, César Alberto Tapia.

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Además, la reapertura de la frontera provocó un desabasto de dólares en los centros cambiarios de la ciudad, según Ricardo García, presidente local de la Cámara Nacional de Comercio, Servicios y Turismo (Canaco).

Tuvimos una escasez de dólares por la reapertura de la frontera, la gente comenzó a prepararse, tuvimos mucha demanda [venta] y poca oferta [compra]. Y eso nos obligó a subir el precio”, dijo.

Por su parte, autoridades estadounidenses pidieron a los mexicanos que no viajen en horarios de mayor afluencia y que cuando lo hagan “tengan a mano su prueba de vacunación”.

En la ciudad fronteriza de Nuevo Laredo, en el estado de Tamaulipas, las autoridades también anticiparon un aumento en la afluencia de personas que buscan llegar a Estados Unidos.