El Departamento de Estado también anunció este viernes la suspensión de la emisión de visas en su sede diplomática en La Habana por tiempo indeterminado y recomendó a los ciudadanos estadounidenses no viajar a Cuba.

“Consideramos que la decisión anunciada este viernes por el gobierno de Estados Unidos, a través del Departamento de Estado, va a afectar las relaciones bilaterales, en particular la cooperación sobre temas de interés mutuo”, señaló la directora de Estados Unidos de la cancillería cubana, Josefina Vidal, en declaraciones al telediario local.

No obstante, Vidal reiteró que “la voluntad de Cuba es continuar una cooperación activa entre las autoridades de los dos países para el esclarecimiento total de estos hechos”, y que “para ello será esencial tener y contar con la participación y el involucramiento efectivo de las autoridades estadounidenses”.

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La funcionaria dijo que su país “no tiene responsabilidad ninguna con los hechos que se alegan y cumple seria y rigurosamente con sus obligaciones con la Convención de Viena (…) en lo que respecta a la protección de la integridad de funcionarios extranjeros acreditados en Cuba, sin excepción, y sus familias”.

Asimismo, lamentó que la medida haya sido adoptada apenas 3 días después de una reunión en Washington entre el secretario de Estado, Rex Tillerson, y el canciller de Cuba, Bruno Rodríguez, para discutir precisamente los extraños incidentes que afectaron hasta la fecha a 21 diplomáticos estadounidenses, según las denuncias.

“Nuestro ministro le advirtió (a Tillerson) sobre no tomar decisiones apresuradas que no se sustentaran en evidencias ni en resultados investigativos concluyentes” y “lo instó a no politizar este asunto”, indicó Vidal.

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Washington y La Habana reanudaron sus relaciones diplomáticas en 2015, tras medio siglo de ruptura y enfrentamiento político, pero ese acercamiento se ha desacelerado con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, partidario de una línea más dura hacia el gobierno comunista de la isla.

En junio pasado, Trump anunció un endurecimiento de las medidas administrativas que su antecesor, Barack Obama, había adoptado por decreto para facilitar los viajes y el comercio con la isla, y en su primer discurso ante la ONU, el 19 de septiembre, calificó de “corrupto y desestabilizador” al gobierno de Raúl Castro.

Ese día también anunció que no levantará el embargo, que Washington aplica contra la isla desde 1962, hasta que el gobierno de la isla no emprenda “reformas” que permitan al pueblo cubano “vivir en libertad”.

AFP