La Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró que la cepa B.1.1.529 del coronavirus, que denominó ómicron, es una variante “preocupante” al igual que la actualmente dominante delta y las detectadas anterioremente alfa, beta y gama.

La nueva mutación, notificada por primera vez por Sudáfrica el 24 de noviembre, ya se identificó en Europa, con un caso confirmado el viernes en Bélgica, tras ser reportada en Sudáfrica, Botsuana, Hong Kong e Israel.

Sin embargo, el número crecería dramáticamente en la mañana del sábado, después de que 61 de dos vuelos procedentes de Sudáfrica dieron positivo al COVID-19 a su llegada a Ámsterdam, bajo sospecha de que se trate de la variante ómicron.

Desde las acciones hasta el petróleo, los mercados mundiales se desplomaron con las noticias sobre ómicron, ante temores de un duro golpe a la recuperación económica mundial.

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La OMS dijo que podría llevar varias semanas determinar si la nueva variante supone cambios en la transmisibilidad o gravedad del COVID-19, así como en la eficacia de las vacunas, las pruebas y los tratamientos de la enfermedad, y advirtió contra la imposición de restricciones de viajes mientras la evidencia científica sea escasa.

Pero muchos países ya anunciaron el cierre de fronteras, en general para viajeros que lleguen de Sudáfrica, Botsuana, Zimbabue, Namibia, Lesoto, Esuatini (o Suazilandia), Mozambique y Malaui.

En las Américas, Estados Unidos, Canadá, Brasil, Argentina y Guatemala fueron los últimos en restrigir viajes desde allí.

La Unión Europea (UE) también recomendó a las 27 naciones del bloque impedir los ingresos de personas del sur de África, más allá de que muchos miembros, como Austria, República Checa, Alemania, Italia y Holanda, ya habían anunciado suspensiones de vuelos.

El primer país en blindarse fue Reino Unido, y otros le siguieron los pasos, incluyendo Rusia, Suiza, Arabia Saudita y Chipre. Además, Filipinas, Emiratos Árabes Unidos, Jordania y Marruecos anunciaron prohibiciones.

Japón dijo que requerirá un período de cuarentena de 10 días para los viajeros del sur de Africa. Y Australia señaló el sábado la prohibición de vuelos desde nueve países africanos y el veto de pasajeros no australianos que hayan estado recientemente en esa zona.

Sudáfrica calificó de “draconianas” las prohibiciones. “Ese tipo de reacción es instintiva y de pánico”, declaró el ministro de Salud, Joe Phaahla.

Es un duro golpe para el país dado que las medidas restrictivas llegan justo antes del verano austral, cuando los safaris y las playas suelen atraer a un buen número de visitantes.