Según el Departamento de Justicia de Estados Unidos, en su objetivo por sembrar el caos, los acusados también apoyaron a Bernie Sanders, rival de Clinton durante las primarias demócratas, y emprendieron acciones contra los senadores Ted Cruz y Marco Rubio, rivales de Trump durante las primarias para la nominación presidencial republicana.

El escrito de acusación establece que algunos de los implicados interactuaron con estadounidenses asociados con la campaña de Trump, cuyos nombres no menciona y que no se dieron cuenta de que estaban siendo manipulados.

De los trece individuos contra los que presentó cargos Mueller, doce trabajaron en algún momento para la empresa Internet Research Agency, con sede en San Petersburgo (Rusia).

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Según el fiscal especial Robert Mueller, encargado de la investigación sobre el caso ruso, los acusados se hacían pasar por activistas estadounidenses y usaban identidades ficticias en redes sociales para ponerse en contacto con ciudadanos de Estados Unidos y pedirles su apoyo en diferentes causas políticas, como por ejemplo, ayudar a Trump a “reforzar las fronteras”.

Una vez que reunían la información sobre esos estadounidenses, Internet Research Agency se encargaba de recolectar sus identidades.

La empresa elaboró una lista y, a finales de agosto de 2016, ya disponía de información de contacto, como usuarios en redes sociales, de 100 estadounidenses, así como un resumen de sus preferencias políticas y la actividad de movilización política para la que había pedido su colaboración.

El fiscal sitúa a Internet Research Agency en el centro de la conspiración y afirma que tenía millones de dólares de presupuesto a su disposición para lograr su meta declarada, que era “difundir la desconfianza hacia los candidatos y hacia el sistema político en general”, según aparece en el escrito.

Para lograr sus objetivos, los acusados viajaron al menos a 8 de los 50 estados de Estados Unidos y, en esos viajes, trabajaron con un estadounidense, al que no identifican.

Ese estadounidense les ayudó a entender cuáles eran los estados que podrían tener un mayor peso en el resultado de las elecciones, entre los que figuran Colorado, Virginia y Florida.

Según el escrito, los acusados organizaban manifestaciones, usando siempre la misma técnica: compraban anuncios en Facebook, pagaban a personas en EE.UU. para que participaran y, luego, se comunicaban con personas y grupos que apoyaban a Trump para que acudieran a la manifestación.

Incluso después de las elecciones de noviembre de 2016, los acusados usaron identidades falsas para organizar y coordinar una manifestación en Nueva York en favor de Trump, mientras organizaban al tiempo otra marcha con el lema “Trump no es mi presidente”.

Ninguno de los acusados está bajo custodia de las autoridades estadounidenses y Rusia no suele extraditar a sus ciudadanos a Estados Unidos, por lo que, en la práctica, estas acusaciones les impedirán viajar fuera de Rusia por miedo a acabar en un país que acceda a las peticiones de extradición de Estados Unidos.

Mueller ocupa desde mayo de 2017 el cargo de fiscal especial, desde donde investiga la injerencia rusa y los supuestos lazos entre ese país y la campaña presidencial de Trump.

Hasta el momento, la investigación de Mueller sobre la trama rusa ha llevado al enjuiciamiento de cuatro personas relacionadas con el mandatario: su exasesor de seguridad en la Casa Blanca, Michael Flynn; su exjefe de campaña, Paul Manafort; su “número dos” en la campaña Rick Gates; y otro exasesor, George Papadopoulos, que trabajó para el magnate durante las elecciones.

Con EFE