El silencio, por supuesto, es exterior, porque cada persona sí tiene su propia canción para bailar. Eso se debe al uso de unos cascos con audífonos que, en el caso de The Federal Bar, en Hollywood, los reparten a la entrada luego de que cada invitado deja su tarjeta de crédito a modo de depósito, relata El País.

Pero la música no es exclusiva para cada persona. Es decir, no es que cada uno escuche una canción diferente: las personas pueden elegir algo así como unas ‘frecuencias’ y escuchar la música que ponen 3 ‘disc-jockeys’. Dependiendo de cada ‘frecuencia’, cambia un color en los audífonos, y de esa manera se empiezan a formar los grupos en la pista de baile.

Los ritmos son variados: si los audífonos son rojos, se escucha música de los 80 y 90. Si es azul, es hip-hop y ‘rhythm and blues’. Y si es verde, es música contemporánea la que suena. Y esa es solo una de las ventajas. La otra es que, con tan solo quitarse los audífonos, las personas pueden hablar y escucharse sin necesidad de gritar.

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La modalidad ya lleva más de una década de inventada, pero hasta ahora se está popularizando en Estados Unidos. En un principio parecía una verdadera locura, pero la opinión empezó a cambiar al ver todas las posibilidades que ofrece una rumba en silencio… que al final se rompe, porque no falta el que quiera cantar su canción favorita ‘a todo pulmón’, finaliza el medio español.

Y si aún le parece demasiado loco o difícil de imaginar, este video pueda dar luces sobre el aspecto de una rumba dura en silencio: