Nicaragua ante la reiterada posición injerencista intervencionista y neocolonial colonialista del reino de los Países Bajos […] comunica al Gobierno de ese país nuestra decisión de descontinuar inmediatamente las relaciones diplomáticas”, informó el viernes la cancillería en un comunicado. Poco antes, el presidente Daniel Ortega había asegurado en un acto oficial que su gobierno no quería tener relaciones “con ese gobierno intervencionista”.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de los Países Bajos condenó este sábado la decisión. “La ruptura de las relaciones diplomáticas es un paso excepcional y muy inusual. Tampoco es el deseo de los Países Bajos”, afirmó a la AFP un portavoz. “Es lamentable que Nicaragua haya decidido responder de esta forma desproporcionada a un mensaje crítico sobre la democracia y los derechos humanos”, indicó.

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La embajadora holandesa para América Central, Christine Pirenne, llegó el jueves a Managua procedente de Costa Rica, donde tienen su sede, para informar que no financiarían la construcción de un hospital debido al deterioro de la democracia y los derechos humanos en Nicaragua. La medida molestó a Ortega, que exclamó: “¡Afuera!… Que vaya a gritar lo que quiera, todas sus miserias… afuera”.

Por su parte, la vicepresidenta y primera dama nicaragüense, Rosario Murillo, reiteró este viernes que el designado embajador de Estados Unidos, Hugo Rodríguez, “no será admitido” en Nicaragua por sus posiciones “injerencistas”. Managua había manifestado su oposición a esa designación el 28 de julio, pero el jueves el Senado estadounidense confirmó su nominación al cargo.

“El señor Hugo Rodríguez, repetimos, no será bajo ninguna circunstancia admitido en nuestra Nicaragua […], así que lo tienen claro los señores imperialistas: aquí no entra Hugo Rodríguez”, afirmó Murillo. Managua recordó que a Rodríguez le retiraron el plácet en julio por las declaraciones “irrespetuosas” que ofreció ante el Senado de su país.

Rodríguez afirmó entonces que Nicaragua “se está convirtiendo cada vez más en un Estado paria dentro de la región” y calificó al gobierno de Ortega de “dictadura”. Abogó, además, por sacar a Nicaragua del Cafta (Tratado de Libre Comercio entre Centroamérica, República Dominicana y Estados Unidos).

Murillo consideró “insólita” la decisión de Estados Unidos de mantener la postulación de Rodríguez y rechazó la llegada del diplomático, quien fue nominado al cargo en mayo pasado por el presidente Joe Biden en sustitución de Kevin Sullivan.

Expulsiones de Nicaragua

El pasado miércoles, el gobierno de Ortega pidió la salida de la embajadora de la Unión Europea (UE) en Nicaragua, Bettina Muscheidt, según fuentes diplomáticas y medios locales.

La solicitud de salida, que según la prensa sería efectiva este sábado, ocurrió luego de que una delegación de la UE instara a Nicaragua a “poner fin a la represión” contra opositores, sacerdotes y medios de prensa independientes y a restaurar la “democracia”.

Más de 200 opositores están presos en el marco de la crisis política que vive Nicaragua desde las protestas opositoras de 2018, que el gobierno vinculó a un supuesto fallido golpe de Estado promovido por Washington.

Entre los detenidos están siete exaspirantes a la presidencia y al menos siete religiosos, entre ellos el obispo Rolando Álvarez, un crítico del gobierno en arresto domiciliario desde el 19 de agosto.

En medio de la crisis, el bloque europeo, como venía haciendo Estados Unidos, ha impuesto sanciones a decenas de funcionarios, allegados y familiares del mandatario nicaragüense por violación a los derechos humanos y corrupción.

Ortega es un exguerrillero que ha sido reelegido tres veces desde 2007, la última en 2021, en una elección que se efectuó con sus rivales presos o en el exilio. En los últimos años, ha calificado a los europeos de “fascistas”, “colonialistas”, “descendientes del franquismo” y “hermanos de Hitler”.

Las últimas decisiones de Ortega se suman a la expulsión del nuncio apostólico Waldemar Stanislaw Sommertag en marzo pasado. En noviembre de 2021 Nicaragua anunció su retiro de la Organización de Estados Americanos (OEA) y cinco meses después cerró la oficina del organismo en Managua y adelantó la salida de sus representantes del país.

Este año también expulsó al delegado residente del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Thomas Ess. En 2018 había ordenado la salida de dos misiones de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) de la OEA que investigaban la violencia ocurrida durante las protestas de ese año.