Sobre lo que sí hay certeza es que, por primera vez en esas seis décadas, el presidente no será un miembro histórico de la revolución de 1959, no vestirá el uniforme verde olivo ni será el líder del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC), único autorizado para existir en Cuba.

Para varios sectores en la isla y fuera de ella, sin embargo, el saliente octogenario presidente seguirá en el poder tras bambalinas.

El mandatario será un representante de una nueva generación, y se presume que el primer vicepresidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, un civil de 57 años número dos del gobierno desde 2013, sea el elegido para suceder a Raúl Castro, de 86 años, que a su vez había remplazado al emblemático Fidel Castro en 2006.

La sesión plenaria para la instalación de la Asamblea Nacional o Parlamento —cuyos 605 diputados fueron elegidos en marzo— está programada inicialmente para realizarse solo durante el jueves 19, pero comenzará este miércoles a las 9:00 de la mañana hora local (8:00 de la mañana hora colombiana).

El encuentro será a puerta cerrada y no se ha comunicado el programa para cada día. No obstante, la nueva Asamblea primero tendrá que dar por iniciada la nueva legislatura y elegir a su mesa directiva.

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Después de ese procedimiento, los diputados elegirán de entre ellos a los 31 miembros del Consejo de Estado, que será liderado por el sucesor de Raúl Castro.

Si la Asamblea resuelve todo con prontitud, esa votación también podría realizarse este miércoles. Pero se espera que la identidad del nuevo presidente se revele el jueves 19.

La fecha es simbólica: corresponde al 57 aniversario de la victoria en Bahía de Cochinos (Playa Girón), cuando fueron derrotadas las tropas anticastristas, preparadas y financiadas por Estados Unidos, en 1961.

Tras el triunfo de la revolución en 1959 y la elección de Fidel Castro como presidente en 1976, Cuba solo ha tenido una transición real. Fue en 2006, cuando Fidel enfermó y le pasó el mando a su hermano menor.

Fidel Castro murió a fines de 2016 y ahora es Raúl el que cederá su asiento a un representante de la nueva generación.

Durante varios años, Díaz-Canel, nacido después de la revolución, ha representado regularmente al gobierno en el extranjero y sus apariciones en los medios han sido cada vez más frecuentes.

Si es elegido, este ingeniero electrónico tendrá que hacer valer su autoridad y actualizar el modelo económico de la isla, de corte soviético.

Tarea difícil

Se trata de una tarea difícil para este militante de las canteras del Partido Comunista de Cuba, de cabello cano y con un parecido al actor estadounidense Richard Gere.

“Un factor a considerar es si (Díaz-Canel) puede resistir la presión de este cargo”, consideró Paul Webster Hare, profesor de Relaciones Internacionales en Boston, Estados Unidos, y exembajador británico en Cuba.

Consideró que Fidel y Raúl nunca tuvieron que justificar su posición pues ganaron la revolución y nadie cuestionó su derecho a ser líderes. “Pero no crearon un modelo democrático que impulse un cambio. Esa es la razón principal por la que Díaz-Canel se enfrenta a una tarea difícil “, agregó.

Pero podrá suplir su déficit de legitimidad histórica con el apoyo de Raúl Castro, que mantendrá el liderazgo del PCC hasta 2021. En ese puesto, tendrá que movilizar a la vieja guardia, percibida en su mayoría como reacia a los cambios más ambiciosos.

El nivel de responsabilidad y el margen de maniobra que se le conceda como líder del nuevo Consejo de Estado será una señal de la voluntad de reforma que habrá en esta nueva era.

Para actuar deberá tener en cuenta los lineamientos aprobados por el PCC y el Parlamento, que trazan las orientaciones políticas y económicas hasta 2030.

“El gobierno que estamos eligiendo se va a deber al pueblo, el pueblo va a participar en las decisiones”, dijo Díaz-Canel luego de votar en las últimas elecciones legislativas en su ciudad, Villa Clara (centro).

Según expertos, el futuro presidente deberá aplicar reformas para reactivar una economía que creció 1,6% en 2017, altamente dependiente de las importaciones y de la ayuda de su hoy debilitada aliada Venezuela.

La tarea más urgente es la unificación de las dos monedas nacionales que circulan en el mercado, además de la eliminación de tasas de cambio preferenciales para empresas estatales —que son la mayoría en la isla— una situación que genera distorsiones en la economía.

Con AFP