Velázquez asegura que no deja de sentirse vulnerable por el hecho de poder resultar contagiada con coronavirus fuera de su país, con todas las implicaciones que esto pueda representar.

Por eso, expresó su malestar ante los vuelos de repatriación que ha establecido la Cancillería, pues han sido “inalcanzables para muchos”.

La mujer dijo que uno de esos viajes, en mayo, costaba casi 3.000 dólares, “un escándalo de precio”.

Destaca que habrá un próximo vuelo, con cupos más limitados, pero aún costoso. Así pues, creó una vaca para “apelar a la caridad de la gente” y así reunir el dinero que le permita viajar en septiembre.

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Velázquez le contó a Pulzo que llegó a la India para hacer un curso de yoga y decidió quedarse unos meses más haciendo un voluntariado. Justo en ese momento llegó la pandemia por la COVID-19 y, con esa coyuntura, siente la necesidad de volver a Colombia.

En estos momentos se encuentra en Gurugram, y gracias a su labor de voluntariado ha tenido la oportunidad de conseguir refugio.

Cuenta que para protegerse del contagio ha evitado salir, solo lo hace una vez a la semana —en promedio—, acatando las medidas de bioseguridad como el uso de tapabocas y el lavado frecuente de manos.

Sin embargo, asegura que la situación de contagio en la India es crítica. Sostiene que “la superpoblación es un factor determinante” y agrega que “no se respeta la distancia social debido a las condiciones de vivienda y la cultura” propia de allí.

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Agregó que la Cancillería ha hecho “poco o nada” para ayudar a los que están atascados en ese país. “Se atribuye gestión con embajadas y gobiernos para poder llevar o permitir el ingreso a los connacionales a nuestro país, pero desde marzo estamos pidiendo ayuda y solo llegó a algunos. Hay demasiados protocolos o limitaciones”.

“En mi caso particular, se hizo efectiva la ayuda por parte de la embajada después de más de un mes de haber firmado la declaración de solicitud de dicha ayuda. El valor varía en cada caso, pero en general no supera las 10 mil rupias [unos 131 dólares a cambio de hoy]”.

La colombiana le contó a este medio que recibió la ayuda en efectivo consignada a la cuenta del dueño de la casa donde se está alojando en compensación por haberla recibido.

¿Cómo hará para volver?

Zulma manifiesta que para acceder a los vuelos de repatriación las personas varadas en el exterior deben estar registradas en las bases de datos de las embajadas respectivas.

“Toda novedad es reportada mediante correo electrónico y fue por este medio que nos avisaron sobre el primer vuelo de repatriación a colombianos desde Asia. También nos llegó un correo ayer [viernes] sobre unos cupos limitados para un segundo vuelo que sale el 19 de Junio de 2020, donde se le va a dar prioridad a menores de edad, embarazadas y adultos mayores. Así que no hay frecuencia específica, al menos no desde India”.

En concordancia con el anuncio del anuncio del gobierno sobre la apertura de vuelos internacionales en septiembre, dijo que espera viajar en esas fechas: “Pareciera ser un poco más probable que los meses anteriores. Tengo visa americana y canadiense. Si esos países abren sus fronteras o relajan restricciones de ingreso antes que Colombia, podría pensar ir ahí primero”.

Aeropuerto El Dorado, Bogotá.

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Finalmente, dijo que estima los gastos de retorno en unos 2.000 dólares. “Esa es la cantidad mínima necesaria para pagar gastos de tiquetes aéreos, terrestres y el test de la COVID-19”.

Por eso creó la cuenta en la página Vaki, con plazo hasta el 31 de Agosto de 2020, para pedir la ayuda de la gente que pueda hacer alguna donación y así retornar lo más pronto posible.