Informa la revista Nature Microbiology que científicos alemanes han dado un paso adelante en la lucha contra la COVID-19. En este caso sería una vacuna mucosa que puede administrarse por la nariz. Al ser las vías respiratorias el principal escenario de propagación de los coronavirus, un grupo de investigadores de la Universidad Libre de Berlín, el Centro Max Delbrück y la Universidad Charité de Berlín, decidió desarrollar una vacuna que, en sus cálculos, confiere mayor inmunidad que las inyectadas en músculo.

Las ventajas de una vacuna nasal van mucho más allá de ofrecer una alternativa a las personas con miedo a las agujas. Cuando se inyecta una vacuna, ésta infunde inmunidad principalmente en la sangre y en todo el organismo. Esto significa que el sistema inmunitario sólo detecta y combate los coronavirus relativamente tarde en una infección, ya que entran en el cuerpo a través de las membranas mucosas del tracto respiratorio superior.

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“Es aquí, por tanto, donde necesitamos inmunidad local si queremos interceptar un virus respiratorio en una fase temprana”, explica el coautor del estudio, el doctor Jakob Trimpert, veterinario y jefe de grupo de investigación en el Instituto de Virología de la Universidad Libre de Berlín.

“Las vacunas nasales son mucho más eficaces en este sentido que las inyectadas, que no llegan a las mucosas o lo hacen con dificultad”, dice el doctor Emanuel Wyler, otro de los coautores, del Laboratorio de Biología del ARN y Regulación Posttranscripcional. En un escenario ideal, una vacuna intranasal viva estimula la formación del anticuerpo inmunoglobulina A (IgA) directamente in situ, evitando así que se produzca la infección en primer lugar.

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El principio de las vacunas vivas atenuadas es antiguo y ya se utiliza, por ejemplo, en las vacunas contra el sarampión y la rubéola. Pero en el pasado, los científicos generaban la atenuación por azar, a veces esperando años a que evolucionaran las mutaciones que producían un virus atenuado. Los investigadores berlineses, en cambio, fueron capaces de alterar específicamente el código genético de los coronavirus.

“Queríamos impedir que los virus atenuados mutaran de nuevo en una variante más agresiva “, explica el doctor Dusan Kunec, científico del Instituto de Virología de la Universidad Libre de Berlín y otro de los coautores del estudio. “Esto hace que nuestra vacuna viva sea totalmente segura y significa que puede adaptarse a nuevas variantes del virus”.